-Par de veces movió la cabeza como negándose a lo hecho, y sin embargo ahí, no hace falta más que fijarse en ese azul de su mirada para morir sin aire.-
El dedo apuntaba en el justo esternón. Tan próximo como estaba, conectó mirada contra mirada, azul contra castaño. Como las veces en que un solo vistazo hace entender una técnica sobre el ring. O un discurso silente. Como ahora, que no necesita palabras para que el japonés entienda lo que quiere transmitir.
Siempre disparas con un propósito. -La curvatura de sus labios fue leve, pero sincera. Dejando que sus pardos se vuelquen en él, en esa bala perdida que va directo hacia su centro una y otra vez.-
