...había entrado; no tuvo que indagar más para saber dónde se encontraba su presa, colgó su mochila en un perchero de la locación y se tiró a la piscina hundiéndose hasta que su pequeño cuerpo se escondiera, todavía sin notar la frondosa espalda de su compañero, sino que lo atajo por la pierna que vio más cerca, se sostuvo y bajo sus pantalones sin tomar precaución de la acción hasta que emergió y le chiflo de forma obscena. Dando una buena nalgada al rufián. —JAAAAAAA.... Dije que me las pagarías. — se quedó sostenida de su pierna, con el pecho subiendo y bajando por la respiración acelerada. Tratando de no ahogarse con las risas

Parecían un par de niños corriendo de esa forma, aunque claro, distaban mucho de serlo. Pero nada como un gaijin y una rebelde para causar caos y revuelta en el lugar. El fantoche de hace un momento decidió seguir a la mujer, tentando el terreno pues a su parecer esa fue una falta de respeto grande. Ella por su parte le pisaba los pies al rubio, tratando inultimente de llenar su mochila con los peliches; no fue algo que saliera bien así que terminó regalando parte de su botin, tenía una par ya repetidos menos el que había sido secuestrado, ese debe regresar a sus manos si o si. La adrenalina se agalopa en su cuerpo por el furor de correr, de plantearse ese reto como algo personal pues para Kana todo era en serio aunque su modo de reaccionar diga lo contrario. Disfruta de la vida y ama hacerlo al máximo. Dándolo todo y ese peluche vale la pena el esfuerzo. Se detuvo en el borde del marco de la entrada notando varios niños que iban saliendo diciendo que un hombre loco de cabello amarill

Todos los nipones tenían la vista en ellos; algunos, asustados, mejor se retiraban del sitio. Otros graban, y unos más, los de mayor edad, hacían llamadas a los guardias de seguridad. Dentro de la alberca de pelotas, éste le dice a los niños que no revelen su ubicación; lo más seguro es que su voluminosa espalda lo termine echando de cabeza. [?]

El vértigo le llama a sentir como si escapara por su vida con ese botín a cuestas: un Kirby que se terminó metiendo bajo la playera y que debía sostener por debajo para que no se deslice. Viendo el torbellino de cabello bicolor acercarse a toda velocidad, se detiene en seco, y da una brusca vuelta en la esquina de un Shooting Game, agarrando la pistola (jeje) y apuntando hacia la japonesa, apretando el gatillo ocho veces. Pero claro, es un juego, no tiene munición; ergo, no daña. Así que le arroja el arma a donde sea que le caiga y sigue corriendo hasta perderse de vista en la alberca de pelotas.

...con la respiración calmada, se mordió el labio inferior por la travesura que su pequeño capricho ocasionó. —Vamos a cenar, yo...— ni termino de hablar cuando el rubio robo, ultrajo de sus brazos justo el peluche que había sido su favorito, así pues empezó a correr detrás de él, aunque claro no se lo hizo difícil. Sin embargo aquellas pelotas no representaban mayor desafío para la mujer que no tardó en alzar las rodillas para apoyarse en la punta de los pies al zigzagear para alcanzarlo.— ¡Omae! — pero en su faena no se dió cuenta que empujó a un fortachon a quien ni si quiera volteo a ver si estaba bien, siguió corriendo entre risas con la mirada fija en esos glúteos dorados.

Disfruta tanto salir con Omega, pero tanto, que no puede escoger la razón principal de ello. Una porque habla japones, es cansado tener que buscar la palabra en idioma extranjero para decirla y aparte su pronunciación es horrenda. Segundo porque esta igual de loco que ella, simple, esa química no es una actuación más como para el trabajo a qué se dedican. Se quedó absorta un segundo tras masticar y tragar las palomitas que había comido, entrecerro la mirada notando la exasperación de su acompañante y no puso resistencia a la sonora carcajada que de sus labios broto haciendo eco en el lugar. —HAHAHAHÁ....— en su dramatismo no le agrega seriedad al asunto sino al contrario, las risas no se detienen tanto que le llegan a doler las abdominales e incluso una lágrima se cuela por el ojo derecho... —A-Aah... vomitale...hahá.— negó tratando de recomponerse de la risa y la seguida sacudida que el chico dorado le dió. —me abu..rrli..aburlllrri.— comento en un típico tono gracioso de inglés ya co

La máquina dio tremenda sacudida con la patada de Asuka. De no ser porque el Canadiense se lanzó a sostenerla, habría ido a dar al suelo colorido del Game Center. Pero había un problema, una tragedia : el peluche había vuelto junto a sus iguales. Derrotado, se asió del rizado cabello con ambas manos; ojiplático, en una exagerada expresión tragicómica, la encara.

— Es broma, ¿verdad? ¿POR QUÉ? —

La sujetó de los hombros y la agitó, es más, casi la alza del suelo, al punto de provocar que los peluches se le caigan de los brazos. Y entonces vió su venganza : ella había cogido un Kirby de sombrero texano. Abusivo y veloz, hurtó éste y se echó a correr hacia el otro extremo del pasillo. Es más, en vista de ser acorralado, sostiene la máquina de basketball y la inclina para que todas las pelotas caigan en el suelo y entorpezcan el tránsito de la japonesa.

La gracia de salir siempre con Asuka, aparte de poder practicar el idioma que no usaba desde que dejóJapón y la NJPW, es que su vibrante y estrafalaria presencia combina perfecto con él. Hablándole en japonés, se queja mientras intenta coger el Kirby al que le echó el ojo desde hace casi media hora que lleva intentando coger el muñeco.

— Espera, espera. Ya casi lo agarro, ya casi es mío, sólo espera. —

La garra mecánica se cerró en torno al peluche; Omega, exultante, contuvo la respiración, Apretó los brazos (la vascularización en ellos fue notoria como cuando entrena), conteniendo los empujones de la Luchadora, la Emperatriz del Mañana . Y justo, ¡justo cuando la garra arrastraba a Kirby hacia la bandeja de salida...!

— ¡NOOOO!

Tiene los brazos llenos de peluches, todos los saco ella, está esperando que el chico dorado se rinda. Mientras se llena la boca de palomitas entre risas divertidas. —Ya gastaste todo el cambio que tenía. — refunfuño todavía comiendo, barre el lugar de una mirada volviendo la hacia su buen amigo. Pero simplemente no puede quedarse tranquila, así que termina por empujarle con el hombro en repetidas veces hasta que por último da una patada lateral a la maquina a punto de colapsar por el impacto. —Upsss.... Hahahá—