— ¡Oh sí sé dónde es! ¿Tengo que llamar primero o me pasó? —

En un servilleta escribió su número de teléfono.

— Ten, para estar en comunicación por cualquier percance, rojito.

Como desees está bien mejor ven a mi casa toma de daré la dirección - Dijo para luego mencionar la dirección mirando a aquella chica - Vivo cerca del supermercado en la esquina esta un edificio yo estoy en el piso 8

— Va, va, va... Tengo que darte mi dirección para que podamos vernos ahí. ¿O quieres en otro lugar?

— ¡Está bien, ya me animaste! ¿Cuándo empezamos, rojito?

¡Lo soy! anda deja que te enseñe mi magia de cantar! - La zarandea ligeramente entre una sonrisa -

Pronunció más el puchero.

— Bueno...si me vas a enseñar tú, está bien. Confiaré que eres un buen maestro. —

Poco tiempo no seas perezosa - Alboroto nuevamente el cabello de la rubia -

— Ay, eso suena como...a tener tarea y así ... —

Recargó el mentón sobre la mesa haciendo un puchero.

— ¿Cuánto tarda una en aprender?

Claro que debes esforzarte si quieres hacerlo.. pero tienes mi apoyo! después de todo para eso están los amigos - Decía alborotando sus propios mechones rojos -