Escucho cada palabra del su contrario, la verdad es que se sentía muy halagada, porque parecían muy sincero. Además ella no tenía ningún derecho a pedirle que dejara de tener sentimientos hacia su persona, sería muy hipócrita de su parte, porque ella hacia lo mismo con Setsu, no se rendiría tan fácil. Además solo deseaba que el castaño fuera feliz. Así que entendía a lo que se refería Kaoru. Acepto aquella muñeca con mucha emoción.

— Muchas gracias, Kaoru, por tus palabras y por esto. —

Alzó la muñeca de dulces. Quizás no sería mala idea conocerlo mejor, no estaba segura de poder cambiar sus sentimientos, pero podían empezar por ser grandes amigos. Eso no se lo podía negar, además era una gran persona.