Bᴀᴛᴡᴏᴍᴀɴ ʙʏ Gʀᴇɢ Rᴜᴄᴋᴀ
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TJ1534206 · 31-35, M
🃏
[code]« Daisy, Daisy
Planted one day by a glancing dart
Planted by Daisy Bell
Whether she loves me or loves me not
Sometimes it's hard to tell
Yet I am longing to share the lot
Of beautiful Daisy Bell
Daisy, Daisy, give me your answer, do
I'm half crazy all for the love of you
It won't be a stylish marraige
I can't afford the carriage
But you'd look sweet on the seat
Of a bicycle built for two
We will go tandem as man and wife
Daisy, Daisy
Peddling our way down the road of life
I and my Daisy Bell
When the roads and we both dispise
P'licemen and lamps as well.
There… »[/code]
Una canción desafinada y cortada por una macabra risa carente de cualquier sentido de culpa o vergüenza, un eco de largos pasos en un callejón oscuro de las nauseabundas calles y callejones de Gotham. Allí un hombre de traje llamativo por sus colores cantaba mientras parecía bailar al caminar y sostener con su diestra una oxidada navaja en uno de sus caras, pero bien afilada en la otra. Rostro pálido producto a quemaduras con ácidos y maquillaje para mimo o payaso aplicado, cabello verde y sobre todo una imborrable sonrisa. Al fondo del callejón sin salida una mujer acorralada por aquel criminal que se hace llamar a sí mismo como el "príncipe payaso del crimen", una personalidad temida entre héroes y villanos, entre dioses y mortales. Se acercaba a ella, sus intenciones estaban lejos de ser generosas.
Era uno de tres, o quizá para esa altura ya de incontables réplicas en un intento de hacerse él mismo como el Joker perfecto: criminal, payaso y psicópata. Original o copia. Pese a su memoria fotográfica era posiblemente ese el único rastro perdido en el laberinto esquizofrénico de su mente super dotada. Las ratas salen despavoridas con su caminar, sonreía más largo dejando ver su amarillenta dentadura, en lo que llegan sus invitados tendría que divertirse con la plebe, no sería para él un buen show sin quebrar antes la voluntad de alguien, solo por ocio, por quemar tiempo. —No llores, señorita. Vamos a poner una gran sonrisa. Después una visita a Arkham por algún trastorno emocional y psiquiátrico que derive de nuestro juego. ¿Te gustan los cuchillos? A mí me encantan. —
Siempre actuados sus ademanes, sigilosos, atentos a su entorno, jamás se sabía si la familia de ratas voladoras llegaría antes de la hora. Eso sería aburrido y descortés. Pero se detuvo frente a ella que yace acurrucada en el suelo casi en posición fetal, sí, él sabía bien cuando esa sombra estaba más que cerca, solamente gritó entre risas mientras se sentó al lado de la fémina acariciando su cabeza mientras esta lloraba ante el terror, la usaría un tiempo como escudo, mientras dialogaba como amigo que era de esa fuerza imparable que llegaba a frentearle. —Es grosero interrumpir la cena, ¿sabías? Vamos, Batsy, vamos a bailar. Y por bailar me refiero a que nos mataremos una y otra vez hasta que no quede nada de nosotros. ¡Ja,ja,ja,ja! —
