Le observaba desde abajo con una sonrisa provocativa, estaba esperando ese golpe justo en la cara, había ciertas pinceladas de burla en su sonrisa, quizás él también era un maldito masoquista un beso y posteriormente aquel punzante golpe que cosquilleaba en su adolorida mejilla, Cartman le soltó un golpe en la costilla derecha al judío para inmovilizarlo y abrazarlo. —Kyle, no eres mi maldito juguete, ni tampoco mi puto capricho.— Esperaba que eso fuera suficiente para tranquilizar a su fierecilla.