Rodó los ojos, no le creía nada a su pareja de que solo había comido una hamburguesa, ¿Qué daño te podía hacer la comida chatarra? Tal vez problemas de salud pero nunca que Cartman actuara tan extraño. O eso pensaba hasta que la metió a su boca y probó un gran bocado de la dichosa hamburguesa, tenía ese sabor quemado tan peculiar y no podía creer que el otro era tan tonto.

Tragó su bocado, no tenía demasiada resistencia ni con el alcohol ni con esto y la relajación que muy poco a poco se hacía presente era prueba de ello.—No seas pendejo, Cartman. Esa cosa es una hamburguesa con hierba y sabe del asco.—