[code]El Toro es uno de los signos zodiacales del horóscopo celta. Tozudos, fuertes, determinados, amantes del orden y que no ceden para bien o mal. Tienen un carácter dominante, con una estabilidad emocional que puede terminar acabando por volverse una testarudez desmedida.
El elemento que lo gobierna es la Tierra, del cual proviene su solidez, su estabilidad, su fortaleza y equilibrio, aunque también del mismo proviene su rigidez y dureza. Es un signo que le gusta lo estable, que soporta el peso a sus espaldas, que forma una fortaleza para aquellos apreciados para él, pero que por lo mismo suelen ser descolocado por el caos o lo imprevisto, teniendo una personalidad que no es la más apta para tales cambios bruscos.
A su vez, su planeta correspondiente es Venus, que lidera el destino del corazón del Toro. Son sensuales, románticos, cariñosos y confortables de estar a su alrededor. La gente suele sentirse en bienvenidos y protegidos por las personas de este signo. Por ello mismo, los Toros suelen ser grandes personas para sus amigos, ayudándolos, escuchándolos y protegiéndolos. Suelen ser de grupos reducidos, a los cuales el apego hace que fueran capaces de cualquier cosa con tal de cuidarlos, aún si este afecto hiciera que muchas veces obviaran los defectos o actitudes negativas de aquellos a quienes aprecian. Los miembros de este signo son por ello, sumado a su gran sentido del deber y honor, que son seres de confianza, en los cuales depositar secretos o depender.
Amantes de la naturaleza, del aire libre, y la apreciación por aquello que consideran bello. Tienden a ser protectores, de familia, consejeros, y optar por tomar esa postura paternalista. Un signo que representa una gran muralla para proteger a quienes ama. [/code]
The Failure "¿Quién es Keigo Ogami? Un error de la naturaleza."
[code]Él era un simple humano. Sí, quizás un poco más listo, o con mejores cualidades físicas que sus pares, pero solo un humano. Un ser ambicioso, egocéntrico, mujeriego, otro de esos imbéciles que creen que el mundo gira a su alrededor, sin preocuparse por el cómo se sentirá el resto. . . Aunque tal vez este idiota no estaba tan equivocado con ello.
No solo la suerte le sonrió cuando estuvo a punto de fallecer, no, no bastaba con ello. Aquel día, en aquel lugar, frente a aquella bala. . . Su signo se dignó a despertar, dotándolo de la fortaleza del Toro, salvándolo de un final que tal vez sí merecía. Pero ahí no acababa lo fortuito del evento. En todos sus pares, dicho "despertar" provocaba que recuerdos inundaran a la persona, que los rasgos del animal/árbol mancharan los del beneficiario, o incluso que sobre-escribieran por completo la personalidad anterior. Nada de eso fue su caso. Tal ve por casualidad, o quizás por ese ego desmedido, fue que él se volvió una falla del sistema, un producto defectuoso que no logró heredar ninguno de los rasgos dominantes que lo volverían un digno guardián de sus hermanos.
No. Keigo Ogami había sobrevivido, porque incluso en eso era una falla humana. Un ser que simplemente no debía existir. [/code]
