Empezaba a volverse una competencia infantil sin sentido, así que solo le dió la espalda, exponiendo a desgane las alas oscurecidas por su propio pecado y emprendió marcha para no tener que lidiar con una presencia que la incomodaba tanto.

Ya te dije... Todos ustedes lo verán.

-Si no es mas bien que estas equivocada ahora.-

Una ultima sentencia antes de soltarla, le dio un momento luego de esto. Por ahora, tampoco era correcto insistir demasiado en la proximidad, despues de todo, ellos dos son enemigos, no es muy listo darle tanta apertura

No era común para un arcángel tener ese tipo de contacto, y por eso lo repudió. Arrugó su frente, y movió con brusquedad su rostro solo para no tener sus dedos encima. No es que le causará incomodidad, era más bien, la ausencia de ese mal sentimiento a su toque lo que hacía que lo despreciará tanto.

Equivocada estaba al ser como ustedes, pero no volverá a ocurrir. No volveré a equivocarme.

No mostraba ninguna clase de temor, ni siquiera se miraba amenazado por su presencia. Ante esto, contrario al actuar de la femina, este fue mas delicado, ironico, en otro instante quizas le hubiese arrancado la cabeza sin mas pero... su tacto, fue suave al posarse sobre el menton y asi sostenerla

-O veras cuan equivocada estas

Kyna no era titubeante, alguna vez fue el arcángel de justicia y así era como llevaba sus funciones, cuando la venda de sus ojos aún no caía.
Se acercó, con su paso decidido, sujetando las orillas en la ropa que vestía su contraparte solo para acercarlo lo suficiente para que la punta de su nariz se tocará.— Lo averiguaras cuando tú y todos los demás vean el resultado...

–Me pregunto si realmente tal día llegará.

Agregaría sin perder ni un momento su posición. Fácilmente podría darle una charla larga y sin sentido sobre el bien y el mal; pero hacerlo no sería más que una simple pérdida de tiempo, pues ciertamente no existe nada que pueda cambiar la determinación de la fémina, así como tampoco pasaría con el. Los debates con o sin argumentos estaban de sobra

Más bien… quiso explorar un poco más allá de esto, quizás incluso entender sus razones

—¿Tan Segura estas que es lo correcto?

Ser comparada con el ser que despreciaba tanto era un golpe ciertamente bajo, como una patada en la espinilla y su expresión no tardó en demostrarlo así. Sin embargo, no iba a discutir eso, sabía que sus acciones iban en contra de todo lo que habían aprendido, pero tampoco le importaba. Si era negro o rojo, si quedaba en ruinas, si moría en el proceso, mientras esa fé y devoción por Dios quedará aplastada, entonces, podría morir con gusto. Mientras tanto ¿Qué hacer con el ángel delante de ella? Muy probablemente ambos conocían la penitencia del otro, no había ningún secreto ahí que revelar. Era muy complicado lidiar con los suyos, por eso evitaba tanto a Miguel y a Gabriel, y ahora Apolion...
Suspiró.— Cuando veas el mundo hecho pedazos entenderás por qué la incongruencia es tan mala entonces. —

Alguna vez, tan siquiera tal demostración había sido suficiente para que el destructor alzara su espada de fuego ante un impuro. No era para poco, siendo el mismo que habia arrancado las alas a Lucifer con sus propias manos después de su caída. Así como aquel que hizo frente al peregrino durante su prueba de Fe; Abbadon era todo menos un ángel pacifico; pero… desde aquel cambio en su alma las cosas ahora funcionaban de otra forma.

Antes de alzar un dedo, o siquiera mostrar una molestia demasiado notoria. Solo inspiró, y ante esto, retomaría su serenidad original.

—¿Sabes? No es muy diferente a la incoherencia que tranto detestas del creador— No era un intento de voltearle las palabras; más bien, una expresión un poco más directa, su propia opinión al respecto

En el otro plano, como arcángel, como Raguel, seguramente hubiese existido un dialogo donde los dos estuvieran de acuerdo. Pero no era así, Kynareth era todo ahora, menos alguien justo. La sonrisa sínica de una víbora que aprovechaba cualquier oportunidad para morder a su presa, en este caso: Dios, se asomó justo entre los labios de la caída. — ¿Y? — No tenía que decir más, su declaración de guerra había iniciado desde que fue desterrada a buscar redención, una que por supuesto, no estaba en sus planes. — Mientras no sea por mi mano soy inocente. Eso hacen todos. —

—Tsk…

Si, sabe donde dar para causarle una molestia. No podía siquiera decirle lo contrario, después de todo. De Los Ángeles era el primero en hacer merecedores a los humanos del castigo final por sus acciones, pensar que tras tantos siglos las cosas habían cambiado.

—Bajo un punto diferente; los vivos son responsables de sus propios finales. Más empujarlos a estos, es todo menos justo