Todo estaba en calma, lo que más disfrutaba Kairi era estar en su hogar Islas Destino.. Salió de la escuela, extrañamente no había visto a sus amigos Sora y Riku, esperaba que todo estuviera bien. Camino con sus amigas un rato escuchando más no participando en su charla pues estaba pensativa y preocupada por sus amigos que no se dio cuenta cuando sus amigas se dispersaban cada quien tomando su camino y despidiéndose de ella. Pronto quedo sola ya estaba cerca a su casa, tal vez podía encontrar a sus amigos ahí o salir al lugar donde siempre se reunían cerca de el mar.
Al cruzar el portal oscuro, el lugar donde se encontraba era de lo más iluminado y puro. Una habitación completamente blanca en todo su esplendor: Las paredes, el techo, cortinas, el suelo, los muebles...Todo estaba de aquel tono blanco brillante.
-Bienvenida, Princesa... -Una dulce voz se escuchó en el fondo de esa habitación. La dueña de la misma se trataba de una joven que parecia tener la misma edad que la pelirroja. Sin embargo, lo aterrador de esto era que la chica era idéntica a la princesa Kairi, con la diferencia de que la chica de la habitación era rubia y tenía otras vestimentas. -Gracias por creer en mí y venir a este lugar. No creí que nos conoceríamos de esta forma... -Le dedicó una sonrisa amable, acercándose a la pelirroja con cautela. -Soy Naminé, una bruja. Antes yo habitaba en tu corazón...
