Ella le tomó por la muñeca, hablándole al puño cerrado justo como si Adam le estuviese entrevistando.

— Una experiencia increíble. Creí que me la pasaría sola en aquel lugar pero llegó señor bromas. Mi calificación es un diez.

Suelta otra risa breve, dejando también que su cabeza descanse en la ajena. Eran un soporte mutuo, pasando el rato esa tarde fresca de verano.

— Me recuerdas a un pingüino. No, no caminas raro ni tienes pico pero los pingüinos tienen algo especial. Son cariñosos entre ellos...parecen cuidar mucho de los demás.