Se sentía patético, pensó que la había hecho llorar en vez de hacerla sentir mejor, preocupado la abrazo en su pecho. Lo único que paso por su cabeza fue "proteger" el azabache se acomoda para que ella ocultara todo su ser en el pectoral del varón, así la abrazo ocultandola de lo que los rodeaban, era un Aura dónde ambos podían estar olvidándose del resto o eso trataba de hacer Adam. Que esa atención solamente se concentrará en ellos dos y solamente ellos olvidándose de su rededor.
— No... No te disculpes...
Tenía que ser sincero, antes veía el llorar como una debilidad más para un mariscal de campo que debía mostrar fuerza. Con caricias fue brindando a los cabellos rosados de ella.
— Llora lo que quieras, no pasa nada... A mí no me gusta llorar mucho porque me hincho, envidio a esas personas que lloran y a los minutos no se les nota... ¿Tienen un súper poder verdad? Pueden llorar con facilidad sin que el resto lo noté... Pero no está mal hacerlo, liberas el dolor
En su rostro mantenía una sonrisa, escuchándole. Él era amable, gentil. Juno podía sentir sus buenas intenciones, incluso en el tono que empleaba para calmarla.
Esa sonrisa se fue desdibujando, con una expresión de tristeza más notoria que desencadenó en llanto.
Lo abrazó. Fuertemente se oculta contra el cuerpo de Adam, sollozando.
No quería que se alejara, la conversación estaba tomando otro matiz. El azabache le miro con calma y nuevamente se acercó a ella.
— Son el mejor amigo del hombre, de los niños, son fieles, leales, vienen del lobo ¿Sabes que es venir del lobo? Gran ancestro, son divertidos, adorables, adoptar.
Se atreve abrazar a Juno impidiendo que se alejara más de el, baja su mirada un poco por qué era más alto que ella.
— Tienes uno de los mejores del calendario chino y el mejor animal que presenta la fidelidad y lealtad, yo solo se cuidar huevos, además serías un sabueso de color rosado, gran color también, más que el negro y blanco, aburrido...
Se alza de hombros sonriendole y dándole la razón de esas diferencias de animales.
— Vaya...No lo sabía. Desconozco tanto de los pingüinos, así como te desconocía a ti hace un tiempo.
Observaba la pantalla, pero no leía. Sólo miraba las fotografías del animal, pensando con firmeza en lo bonito que era. Juno ríe por lo bajo, después sonríe con suavidad, hasta parecía verse triste de repente.
— ¿Entonces estás de acuerdo con mi manera de verte? Adam, el pingüino.
Alza su rostro para verlo y allí suspira. La chica de cabello rosa se fue moviendo, alejándose.
— No podría ser un pingüino. Sé lo que soy, un perro. Entre todos los animales, soy el perro y no necesito explicar porqué...
No sabía porque pero la comparación le había gustado, se había sonrojado por ella, con calma esa risa no manifestada apareció en Adam.
— Un pingüino...
Saco su móvil escribiendo en el buscador la palabra, encontro la información que quería por curiosidad, en voz suave y alta empieza a leer.
— A pesar de siempre andar en grupo, los pingüinos eligen una pareja para toda la vida, por eso se cree que estos animales son símbolo de romanticismo porque son monógamos, y tienen un ritual especial para enamorar a su pareja... Ara... Cuando pierden a su pareja su pareja se queda a su lado, deja de comer, y termina falleciendo de inanición. El pingüino es una especie monógama extremadamente posesiva. Los machos son muy protectores y celosos, y ni siquiera dejan que otro pingüino se acerque a su pareja.
Mira a Juno aguantando la risa pero enternecido.
— Me gusta el pingüino, pecesita
Sonríe al decirle el nuevo apodo a Juno, nuevamente Lee lo que faltaba.
Ella le tomó por la muñeca, hablándole al puño cerrado justo como si Adam le estuviese entrevistando.
— Una experiencia increíble. Creí que me la pasaría sola en aquel lugar pero llegó señor bromas. Mi calificación es un diez.
Suelta otra risa breve, dejando también que su cabeza descanse en la ajena. Eran un soporte mutuo, pasando el rato esa tarde fresca de verano.
— Me recuerdas a un pingüino. No, no caminas raro ni tienes pico pero los pingüinos tienen algo especial. Son cariñosos entre ellos...parecen cuidar mucho de los demás.
Mira en ambas direcciones con una mueca. Se quería reír, qué tontería.
— Zi...
Inclina su hombro a él, con un amistoso golpecito. Después negó lento con la cabeza, abriendo la boca hasta atrapar la papa ofrecida. Como una piraña comió en mordiscos grandes, casi muerde los dedos de Adam.
— Mnm...¡no! Chistes de padres no, prefiero los de zombies. O hablame de zombies, lo que quieras. Padres no...
