Observó en el espejo retrovisor como los autos negros de los otros guardias desaparecían cada vez que Tatsuya doblaba por una esquina.

Lo recordaba perfectamente, en más de una ocasión Sylk usaba esa peculiar palabra para llamarse a sí misma. Sylk siempre tuvo un aura sumamente intimidante pero jamás pensó en ella como un monstruo. Al escuchar esa descripción, no pudo evitar soltar una carcajada.

—¡Tatsuya! No sabía que tenías sentido del humor —Jun se acomodó en su asiento recargándose en una esquina para mirar a su compañía con diversión—. Sé que Sylk da un poco de miedo pero no es un monstruo, no hables así de ella.

Aunque tenía esa sonrisa toda de quien "sabe de lo que habla", una preocupación brotó cuando se percaató que Tatsuya no estaba bromeando. ¿Otro secreto?

Jun miró hacia la ventana del auto y observó el paisaje urbano con poca atención, necesitaba atender a esa emoción incontenible por volver a verla

¿Ves? No eres tonto. Porque es exactamente eso lo que ha hecho ella. —

Tatsuya tenía un modo de conducir bastante errante, le gustaba perder a los guardias de seguridad de Sylk, solo así se sentía seguro de hablar con Jun.

Alguna vez debiste escucharla decir algo como "soy un monstruo" ¿No es así? Pues no miente. Tiene cola, cuernos, garras y piel de color inusual. —

Tatsuya conducía como si estuviera en un juego donde debías perder a la policía, aprovechando las calles solitarias.

Creo que ella te explicará. Lo hizo conmigo cuando la conocí. —

lo la deducción de su propio sentido común.

La profesión a la que se dedicaba le enseñó la prudencia de guardar silencio y no hacer preguntas inútiles, por lo que se reservaría sus dudas y solo haría conjeturas en su cabeza.

No puso fuerza ni quejas al agarre y aunque quisiera, le resultaría difícil zafarse. Se dejó conducir cual muñeco de trapo hacia el auto.

—Eso es...Bueno, sorprenderme a estas alturas sería absurdo —Susurró. Sí, necesitar aprender la técnica para dar fin a una vida así como el proceso para desmembrar sin arruinar el cuerpo era demasiado trabajo cuando, creía, solo buscaban asesinar un objetivo—. Entonces si jamás se fue porque...No, está bien. Se lo preguntaré directamente.

El oficio le endureció el carácter y podía controlar la rafaga de sentimientos en su interior. Se subió en el auto y como un niño inquieto, encendió la radio poniendo música rock a todo volúmen.

—¿Sylk-sama estaba haciendo algo como una hibernación? ¿Acaso es sensible al cambio de estación? —No eran preguntas inútiles, so

Así como lo agarró lo soltó, siempre observandole directo a los ojos con esos aires de molestia. No era nada personal, si no generaba dinero, todo le molestaba. Pero recordó que era su primer invierno con ella. Así que por unos segundos rompió su imagen de seriedad y se notaba su asombro.

Cierto, tu no la has visto en verdad. —

Tomó del brazo a Jun y lo comenzó a dirigir lejos del cuerpo, ya los demás se harían cargo. Era hora de comprarle ropa nueva y bañarlo.

Sylk. Jamás se fue. Deberías suponerlo por el hecho de que continuamente estamos matando. Esos cuerpos. Son su comida. —

Se subió al auto y espero a él lo hiciera también, Sylk ya había ordenado a qué lugar y tiendas llevarlos.

Durante la época de frío, ella evita completo contacto con absolutamente todos y nuestro trabajo es llevar a cabo su negocio. Hoy creo la verás como es en realidad. —

Se sorprendió de la fuerza con la que agarró su dedo que al intentar estirarla resultó inútil. Además, la mirada de Tatsuya le hizo tragar saliva y sonreír de forma nerviosa.

Aun así escuchar hablarle de manera tan confiada, le hizo creer en sus palabras. Su sonrisa ahora era de oreja a oreja y se detuvo unos segundos para soñar despierto.

—Sylk-sama es muy amable, siempre se preocupa por...¡Espera! ¿Qué? ¿La veremos? ¿Acaso volvió? No...Espera, no lo entiendo Tatsuya.

Perdió la compostura y ahora balbuceaba cosas sin sentido, sentía una emoción que podía reventarle el pecho. Pero al final solo preguntó.

—¿Sylk-sama regresó?

No lo creo, lo sé. —

Como si sus dedos fueran pinzas, agarró el dedo de Jun para que se detuviera y no intentara algo más, su mirada se mantuvo en el menor, una advertencia silenciosa de que no jugara con él.

Ella me dio dinero, quiere que te compre ropa nueva antes de que la veamos otra vez. —

Entrecerró sus ojos al sentir la mano del mayor retirarle la sangre de la mejilla, susurró por lo bajo un "Gomen..." en su lengua natal. Pero cuando escucho aquella mención, su semblante se iluminó y sus labios se curvaron en una sonrisa ansiosa.

—¿De verdad crees eso? —Tarareó feliz, incluso se olvidó de la preocupación por haberse contagiado por error—. Gracias~ Eres muy amable.

Como un niño mimado, elevó su índice para tocar con su yema el mentón del contrario a modo de juego.

Aún así. Es un desastre. Mírate. —

El mayor se agachó a limpiar el rostro del chico con su pañuelo con sus iniciales bordadas, mientras lo hacía parecía gruñir en descontento.

No sabemos si tenía alguna enfermedad en la sangre. Aunque, no te escuché al hacerlo. Ella estará orgullosa. —