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Ol1563932 · F
No le quitó la vista ni un instante pues algo dentro de sí le decía que, aún con el repentino lanzamiento de dicho adorno, él no iba a lastimarla. ¿Cuánto más le faltaba aprender de Ayax y su cultura? Si bien había dicho lo anterior con el afán de incordiarlo un poco de verdad había dudado de la veracidad de sus palabras pues desconocía un tipo de magia similar en Arcadia. Aunque, por supuesto, él no era arcadiano.
La explosión hizo volar sus hebras escarlatas como si la brisa mañanera hubiera decidido jugar con su melena; Ophelia ladeo la cabeza en dirección contraria y sonrió de media luna, no muy contenta de tener que tragar se sus palabras.
— A veces olvido que eres distinto, estoy demasiado acostumbrada a ti. Incluso si perdiera mis recuerdos de infancia, apostaría, debido a mi sentir tan familiar al verte, que estuviste desde el inicio de mi vida. — Puso los ojos en blanco y volvió a su posición inicial y encogió levemente un hombro. — Bien hecho, maguito.
La explosión hizo volar sus hebras escarlatas como si la brisa mañanera hubiera decidido jugar con su melena; Ophelia ladeo la cabeza en dirección contraria y sonrió de media luna, no muy contenta de tener que tragar se sus palabras.
— A veces olvido que eres distinto, estoy demasiado acostumbrada a ti. Incluso si perdiera mis recuerdos de infancia, apostaría, debido a mi sentir tan familiar al verte, que estuviste desde el inicio de mi vida. — Puso los ojos en blanco y volvió a su posición inicial y encogió levemente un hombro. — Bien hecho, maguito.
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