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Julesclairt01 · M
No había nadie alrededor. Era mejor así, sin espectadores que pudieran entorpecer las lecciones... O salir heridos por algún error de cálculo.
Ayax era reconocido por lo inusual de sus costumbres. Entre ellas, la de vestir con sus viejas ropas, o algunas similares confeccionadas según sus órdenes, cuando no estaba de servicio; en vez de llevar prendas arcadianas, vestía con una especie de camisa blanca con mangas amplias y caídas, de dos solapas entrecruzadas; y debajo, un hakama: un pantalón largo con pliegues, de color negro. A la cintura, su fiel espada reposaba, expectante. Sus ojos escudriñaban el horizonte, en busca de una melena inconfundible, tan vivaz como el fuego.
Ayax era reconocido por lo inusual de sus costumbres. Entre ellas, la de vestir con sus viejas ropas, o algunas similares confeccionadas según sus órdenes, cuando no estaba de servicio; en vez de llevar prendas arcadianas, vestía con una especie de camisa blanca con mangas amplias y caídas, de dos solapas entrecruzadas; y debajo, un hakama: un pantalón largo con pliegues, de color negro. A la cintura, su fiel espada reposaba, expectante. Sus ojos escudriñaban el horizonte, en busca de una melena inconfundible, tan vivaz como el fuego.
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