[code]En una distracción del curandero el joven había desaparecido. ¿Qué había sido de él? Nadie sabe lo que sucedió. Cuando Gadu regresó nadie supo informarle del paradero de aquél hombre al que antes había ayudado, éste, tal y como lo prometió, pagó todas las atenciones médicas de esa vez, y aunque en los siguientes dos días no tuvo rastro alguno de su pista, y aunque no le encontró donde esperaba, jamás olvidaría el rostro de aquel joven que sabía que, con tal de no involucrarlo en aquella peligrosa situación, había decidido actuar por su cuenta.
[code]- ¿Huh? ¿Tres días? ¡Espera...! - Sus protestas fueron inútiles: Gadu simplemente le había dirigido una mirada y desapareció tras el umbral. Era demasiado tiempo para seguir albergando dudas: ¿dónde estaba? ¿Cómo había llegado ahí? El recelo de los demás habitantes no serviría para resolverlas; incluso podía notar la desconfianza de los sanadores al atender a un completo extraño, con heridas poco menos que alarmantes. - Rayos. - Susurró para sí mismo, antes de ser guiado a una habitación privada, donde debería permanecer bajo tratamiento y observación por una semana.
Aquello no ayudaba en lo más mínimo a sus planes. De modo que hubo de echar mano de sus mermadas facultades mágicas; en silencio, discretamente (por si alguien era capaz de percibir las perturbaciones del maná) fue acopiando los hilos invisibles del ambiente, acelerando su propia recuperación. Así, esperaría solo lo necesario, incapaz de seguir poniendo en peligro a los demás.[/code]
[code]─ Vaya, realmente todo eso suena como algo peligroso, pero ordenemos las cosas. ¿De acuerdo?. Quédate aquí por ahora, recuperate, y volvamos a encontrarnos en tres días. ¿Te parece?. ─
Menciona con total tranquilidad, posando la mano derecha en el hombro de su compañante para presionarle un poco, de forma amigable.
─ Todo costo extra que se genere a consecuencia de la curación de éste hombre, lo pagaré a mi retorno. ─
Menciona al empleado que regresaba, y acomodaba todo lo necesario para comenzar la sanación inmediatamente, no obstante, Gadu simplemente mira a Jules, asiente, y retoma su camino, la idea de aquella aventura le emocionaba, pero debía prepararse de forma adecuada para embarcarse en ella.[/code]
[code]Guiado por aquel hombre tan solícito, Jules pudo sentarse y esperar la atención médica; por instinto, se palpó los bolsillos del pantalón, en busca de la cartera. Le alivió saber que el objeto seguía ahí; ya tendría ocasión de pagar su deuda más tarde. Por el momento, sería mejor no dejar sin respuesta la pregunta de Gadu; se aclaró la garganta mientras pensaba en la mejor forma de responder.
- Malpheas es un rincón demente en el interior de la Umbra. Esta última es un mundo espiritual, un reflejo del plano material. En Malpheas, la locura predomina, y los horrores existentes ahí podrían destrozar la cordura con solo verlos. Un Nephilim es un Caído... Un ser que huyó de la gracia divina, sea para hacer su libre y perversa voluntad, o porque es fruto de la unión entre un humano y alguno de esos seres. Es una criatura sumamente peligrosa, puesto que puede usar energías tanto infernales como celestiales. Por eso he terminado así. - Rió un poco al terminar.[/code]
[code]─ Espero que el resto de tus alumnos esté bien. ¿Piensas volver ahí?. ─
Cuestiona en buenos términos el albino mientras buscaba algo dentro de sus bolsillos, pues había llegado al edificio precario que hacía sus veces de "hospital" y uno de sus empleados ya estaba cerca de ellos-.
─ ¿Es muy peligrosa esa cosa que invocabas? Tampoco se lo que es Malpheas. ─
Explica con total tranquilidad, dejando las monedas en manos del empleado de aquel sitio, y bastó con asentir para que éste saliera corriendo en busca de su material de trabajo, no obstante, Gadu ayudaba a Jules a tomar asiento en el interior de aquel recinto. [/code]
[code]- Recordar... - Aún si no estaba haciendo gran esfuerzo, su respirar se agitó un tanto; prueba de su mal estado físico. Intentó forzar la memoria, y el vacío recompensó sus esfuerzos. Fuera de lo que ya había rumiado anteriormente, no había más. Sin embargo, quizá aquella poca información sería útil.
- Estaba en Londres, adiestrando a uno de mis alumnos. Algo salió mal, y un portal a Malpheas se abrió, dejando pasar un Nephilim al plano terrenal... Lo último que recuerdo es haber luchado con él hasta forzarlo a volver a su lugar de origen, pero me arrastró en su caída. Supongo que así fue como llegué aquí. - Esa laguna en sus recuerdos lo preocupaba. ¿Qué podía haber sido tan malo, como para quedar completamente borrado de ellos? Aunque, por experiencia, sabía que las cosas no quedarían así; muy probablemente, el adversario buscaría venganza. Mas se guardaría un poco más esa idea, con la intención de no alarmar a Gadu.[/code]
[code]─ No te preocupes por éstas personas, la gente aquí es cobarde, y no quiere involucrarse en problemas, yo te ayudaré, mi nombre es Gadu Izanagi. ─
Respondió a su interrogante al continuar con su camino, poco le importó aquella reacción tan cobarde por parte de los aldeanos, él no lo iba a dejar así. Aprovechó su momento de lucidez para indagar un poco más en el asunto. ─ Trata de esforzarte un poco, estabas completamente nublado cuando te encontré. ¿De verdad no puedes recordar nada?.
Preguntó con amabilidad, si bien sabía que estaba forzando a aquél joven a recordar, en el fondo lo haría por su bien , después de todo tenía que saber si había algo peligroso en los alrededores.[/code]
[code]Se vio un poco sorprendido por la generosidad del extraño; sin embargo, no estaba en posición de rechazar la ayuda. De modo que, sosteniéndose de él como le fue posible, Jules avanzó junto con él, dando traspiés: su condición era peor de lo que había juzgado en un principio.
- Me llamo Jules... - Respondió, con voz agotada, mientras intentaba echar un vistazo alrededor. Notaba las miradas temerosas de los viandantes, e hizo su mejor esfuerzo por ignorarlas. - ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué es este lugar? No puedo recordar cómo llegué aquí...[/code]
[code]Se asombró la notarle totalmente ido, ya que no recibió respuesta a su pregunta, no obstante notó como aquel hombre parecía sumido en sus pensamientos, así que no escatimó demasiado en hacerle reaccionar, lo tomó de debajo del brazo y lo ayudó a ponerse de pie.
─ Deja de hacerte el tonto, ¿Cómo que perfecto? Vamos a la enfermería. ─
Sosteniéndolo con su propio cuerpo para que no cayese, continuó el camino a su lado hacia donde conocía estaban los servicios médicos locales.
La gente de aquél pueblo, desconfiada o cobarde, simplemente se apartaba, dejándolos a su suerte, pero eso a Gadu no le importó.
[code]Su estado lamentable le impedía razonar más allá de las necesidades urgentes: curación, alimento, sed. Su memoria nublada apenas y le traía ciertos detalles; recordaba una invocación mal realizada por uno de sus pupilos, que abrió las puertas para que un Nephilim resentido visitara el plano material; las memorias de la batalla eran confusas, por lo que no podía precisar de qué manera había terminado en ese poblado, malherido y cansado, prácticamente ignorado por los transeúntes. Cosa que, a decir verdad, le tenía sin cuidado; buscaría un refugio, arrastrándose de ser necesario.
Su ensimismamiento se vio interrumpido por la mano del varón que se aproximó a él, sacándolo de sus pensamientos. Jules, un poco sobresaltado, giró el rostro para encarar a quien le hablaba; la expresión de aquel hombre, más curiosa que preocupada, le hizo sonreír a medias. - Todo perfecto... Estos son solo rasguños... - Respondió, antes de ladearse peligrosamente y casi caer.[/code]
