Antes de ti estaba Candace. Ella también fue testaruda, así que voy a ser paciente contigo, de la misma manera en que fui paciente con ella. No te voy a reprochar que en ese viejo y voluminoso ordenador portátil tuyo escribas sobre todo lo que hay en el mundo, excepto de mí. No soy idiota, Beck. Sé cómo buscar en un disco duro y sé que no estoy ahí, y que ni siquiera tienes nada que se parezca a un cuaderno o un diario. Una posible teoría: escribes de mí en el bloc de notas de tu teléfono. La esperanza permanece.
Que tengas lindo día, Yuki. Poco le importó el látigo de desprecio con el que la joven osó azotarlo, eso no cambiaría en nada su buen ánimo. ¿El motivo? Tenía a Mercy bajo el radar y todo gracias a la despreciable Yuki. Se guardó el teléfono en el bolsillo del pantalón. Ya no era necesario rastrear a Mercy cuando tenía un mapa caminante frente a él.
-Le miró con escrutinio mientras escuchaba su respuesta y asintió, sin poder ocultar su desconfianza.-
—Ajá...—Se cruzó de brazos y pasó a su lado, dedicando al varón una mirada de desdén mientras se alejaba, adelantándose para alcanzar a Mercy antes que él.-
El mundo es muy pequeño, me parece. Rondaba la zona, un respiro del polvo entre libros. Sonrió tan artificial como pudo. ¿Por qué siempre ha de encontrarse a la pelirroja equivocada?
