Sus palabras las sintió como un gran apoyo, así mismo su gesto se suavizó un poco el temperamento y actitud del Kujō eran menos hostil en presencia de Gretel.

— No quiero quitarte tiempo, aunque resulta un poco molesto para mí... Mientras estén aquí tendré que trabajar desde casa— Su semblante se denoto preocupado, en ese instante dirigió la mirada a su regazo para notar que todos allí dormitaban.

Guardo silencio mientras el estaba en llamada, mientras tanto iba a tomar asiento a su lado, con la mirada comenzaría a contar cada uno de los polluelos que veía; uno que otro se paseaba a su lado, subieron a su regazo y otros tantos por entre sus pies, solo podía adorar esas bolas esponjosas.

━ Puedo ayudarte a cuidarlos si quieres.

Mencionó casi automáticamente cuando él colgó la llamada, de igual forma parecían ser una carga y quizá molestia para el y ella, bueno, le encantaron los pequeños demonios amarillos.

Hizo una señal con la diestra, le estaba invitando a tomar asiento junto a él.

—...— Escuchaba lo que le decían al otro lado de la línea telefónica, para remover la silla que estaba a su lado invitandola a sentarse ahí, soltó un suspiro y contestó — Está bien... Los cuidare hasta el lunes— Colgó la bocina y casi autómata acaricio el polluelo que se ocultaba entre su pecho.

Había escuchado toda la conversación, aun que claro, no escuchaba lo dicho por el familiar de Jotaro, era fácil deducirlo. Aguardo en silencio mientras sus ojos se paseaban de un pollito a otro, moría de ganas de abrazarlos a todos, cuando escuchó la pausa que hizo el pelinegro regresó su atención a el, intentó no sonreír a causa de sentirse apenada, desvió la mirada y retrocedió un paso, dándole a entender que le daba su espacio. ━ . . .

— Abuelo, de verdad necesito que te lleves a éstas aves...— Decía por la bocina del teléfono, parecía irritado a pesar de que dejó que las pequeñas criaturas se apoderarán de su departamento, su ropa, su gorro, su escritorio e incluso su regazo. — No me importa sí la abuela se enoja contigo, solo ven por tus aves... Me están volviendo loco— Se escuchaba la voz de un hombre al otro lado de la línea, parecía suplicarle al Kujō.
— No lo sé... Sí querías hacer una granja de pollitos debiste consultar a la abuela primero y luego construir la granja, no al revés— Trató de controlar un regaño, no podía ser tan cruel con su abuelo y mucho menos con sus visitantes amarillos. — Ya, contactaré a la fundación Speedwagon... Ellos nos ayudarán— Justo ahí notó que Gretel estaba cerca y le dirigió la mirada.

━ . . . ━ Le resultan tan adorables y esponjositas esas pequeñas cosas amarillas que muere de ternura, pero intenta controlarse.