Llegó el momento en el que ya no podía hacer nada más. Tenía sus razones de por medio, no puede decir que hizo lo mejor pero sí lo posible a su manera y siempre lejos de casa. Irremediablemente después de los dieciséis años siempre lucho en contra de su destino al ser del linaje Jōestar,no pudo tener del todo una vida apacible pero sí muchos dedos apuntandole encima. No había tiempo para disculparse por algo que ni hizo mal, solo cumplía con su inherente destino,pero por el momento era tiempo de seguir;como siempre,sin arrepentimientos solo con la mirada fija en el horizonte.