-Hasta cierto punto el muchacho se había acostumbrado a tratar con seres demoniacos así como monstruosos a lo largo de su vida, por lo cual no se asustó ante tal comentario y acción, pero si se alarmó. No era tonto como para permitir que un tipo así le arrebate su vida de un modo totalmente estúpido, así que tan solo dio un par de pasos hacia atrás mientras sacó una pequeña botellita con agua bendita la cual llevaba junto a otras armas de defensa personal y rápidamente roció al sujeto en la mano.- ¡No me toque, hombre horrible! -Gritó de un tono sumamente desesperado ya que no sabía si aquel contenido iba a resultar.-