- Se sonrojó demasiado cuando expuso sus últimas palabras. Sabía cómo ponerlo nervioso con tan pocas palabras y que su corazón emitiera latidos con el ritmo de dictar su nombre letra por letra. Tragó saliva, pero tomó valor al respirar profundamente, llevando la mamo derecha a la mejilla adyacente de la chica, aplicando una suave presión para que lo viese. Estaba muerto de vergüenza, sonrojado hasta los pómulos y con la boca abierta como si intentara decirle algo, pero debía superar su limitación por confesarle sus sentimientos.-

Y tú eres la musa de mi realidad...

- Oh no... Que simplicidad en un cuerpo que gritaba mayores escalones hacia el cielo estrellado; hacia esos sentimientos brillando como la luna cual cobijaba su momento: una escena de dos solamente, y no pudo expresarle con palabras entendibles que su corazón ardía cuando estaba cerca de ella.-

- Sonrió. En ese momento se sentía tan bien que por un momento le dejó replicar aqurllo y persuasivo de responderle, pero llevó su cabeza al hombro de su dama; ahí donde no buscaba recargarse, sino poder tenerla en rango visual y conservar detenidamente ese rostro en su memoria.-

Nunca me perdonaría que te pase algo. Prefiero ser yo el que lleve el peso de las cicatrices que dejar que alguien te rasguñe

- Respiró como si no hubiese tomado en serio sus palabras. Ladeó la cabeza para indicar que tenía espacio de sobra para acomodarse como ella quisiera, pues estaría más que encantado de proveerle una cómoda estancia.-

No te preocupes por eso, Mitsuri-san. No dejaría que ningún demonio intente tocarte pues antes tendrían que pasar sobre mi

- Produjo un suspiro de satisfacción. Sólo ella faltaba para hacer el momento perfecto de lo que ya era. Apreció el cielo levantando la cabeza como si hubiese seguido una orden imperiosa, esbozando una sonrisa.-

La paz que hay. La tranquilidad de poder tener estos momentos para admirar lo que pocos suelen hacer