No es necesidad... Estoy bien. Sólo fue un trato, y ya está.

-Dio un beso en la frente de su querida, sin borrarse dicha sonrisa característica del avispón. Sopló su rostro, queriendo indicar de que todo estará bien. Tomó de sus mejillas para acariciarlas con las yemas.-

Son los gajes del oficio... Cuando seas reina, deberás ser fuerte, incluso si la muerte acecha a tus ojos.

—¡De cualquier forma! Alguien debía detenerte para que no quedaras así.

Por un pequeño instante le abrazo con fuerza, ya no lo soltó, pero disminuyó esa fuerza para no lsstimarlo más. Incluso en su tacto se podía sentir la preocupación por su compañero.

—¿Por qué siempre haces esto?

Los guardias no se deben entrometer en mis asuntos personales. No es su culpa.

-Sonrió, y dio un cálido abrazo a su compañera de plumas. Después de todo, no se sentía mal, pues ella le hacía sentir mucho mejor.-

—... Juo.— apenas y susurro al sentir su rostro. Movió apenas el pulgar, tenía cuidado para no lastimar lo más.

—Me duele verte así... ¿Que no hay guardias en Mushinuma? ¡No debieron dejarte pelear!

-Su mano acarició el dorso de la peliverde, y en dicho impulso, la adhirió en el propio rostro del avispón.-

Estoy bien. No me duele, no me lastima. Hay heridas que duelen más.

—Pero... E-estás herido...— Acercó su mano temblorosa al rostro del azabache, pero no lo toco, no se atrevió a hacerlo. —Tienes mucha sangre.

—¡Juo! ¿Qué te paso? ¿E-estás bien?