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¿En cuántas ocasiones se le había hablado acerca de los terrores que acarrea la ambición? Cuando las cosas no le ocurren a una persona, dicha persona no piensa a fondo en consecuencias; mucho menos cuando la ambición desmedida es la que rige sus acciones.

Negro. A medida que recobraba la consciencia, lo que lo hizo volver en sí fue un agudo dolor en los huesos que incrementó de forma tan apresurada que su despertar no fue paulatino. Tomando una bocanada de aire con desespero, alzó su tronco para quedar sentado en ese suelo que estaba, literalmente, quemando su retaguardia. (+)
 
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Faltaba una semana para que Elsa diera inicio al tour que su abuelo, el rey Runeard, había plantado como tradición en el reino. Viajaría desde Arenfjord —el cuerpo de agua donde nació Arendelle— a Weselton y las Islas del sur; después recorrería el Este, a las tierras de Zaira, Royaume, Chatho, Tikaani, Eldora, Torres y Corona. Pensar en lo duradero del viaje desanimaba a Elsa, pues aquello conllevaba estar lejos de Anna durante dos semanas al menos. Echó un vaho tenue; terminaba de revisar las últimas peticiones del pueblo para aligerarle la carga a su hermana y que ésta no sufriera el tormento de ser reina por quince días. Deslizó la punta de la pluma en el papel cuando, de repente, llamaron a la puerta con fuerza. Kai, uno de sus más leales sirvientes, asomó la cabeza ni bien recibió el permiso para entrar. Elsa pudo leerle cada gramo de preocupación en el gesto. ¿Qué sería tan grave que pusiera en estado de alerta a un hombre tan pacífico como él?

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