Alzó las manos, sintiendo una gota de sudor correr por su mejilla. Floyd podía ser tan intenso, pero finalmente funcionaba; de una u otra manera, la gente aceptaba cumplirle. En su caso, era para que ya no siguiera fastidiando o llegara a ponerse aterrador. —Ya, ya. Ah, qué lata. ¿Qué no sabes que lo menos que quiero ahora mismo es estudiar? —Se sentó derecho en el sofá para revisar los cuadernos que le había traído—. ¿Con qué comenzamos?

¡No puedo hacerlas yo solito! ¡Anda, serpiente marina! ¡Me URGE que me ayudes! - Le pidió en tono suplicante, mirandole directo a los ojos. - Si no las termino todas para mañana, será mi fin...¡ME EXPULSARÁN DEL CLUB DE BALONCESTO! ¿Vas a dejar que me expulsen? ¿A mi? ¿A tu amigo? ¿A tu queridísimo bro?

Se acomodó más en su asiento mientras escuchaba todo el monólogo; puso ambas manos detrás de su nuca y fue como estar presenciando un teatro de una sola persona. Así era siempre con Floyd. Miró la pila de libros y enarcó una ceja, mirando luego a Floyd. —¿Ah? ¿Esperanza de qué? Si tienes tareas, hazlas.

Ah, nada: Para disfrutar de los rayos del Sol y de la arena ardiente de estas tierras. - Respondió con evidente sarcasmo en sus palabras, a la vez que rodaba sus ojos bicolores. Después de ello, puso ante los pies de Jamil una enorme pila de libros y libretas de clases. - Tengo tareas sin fin y Jade está en una cita con la tortuga marina. - Se quejó refiriéndose a Trey Clover como "tortuga marina", el novio de su gemelo. Luego, sentándose en el suelo frente a Jamil, le miró con ojos suplicantes. - ¡Eres mi única esperanza! ¡Ayudaaaa!

—¿Hm? Floyd... ¿qué haces en Scarabia?

¡Serpiente marina!