Sacrificios que deben hacerse por un bien mayor. ¿Teñir mis manos nuevamente es un costo justo a pagar?... Siento un poco de culpa. Creo que me he vuelto un poco sentimental.
Por algo Eris le había elegido, tenían una visión demasiado similar. Se refugió en sus brazos y respiró profundamente, se sintió en calma, como si la razón volviera a ella. Asintió y apoyo sus manos en la espalda ajena. —Tienes razón, en este mundo lleno de engaños, pude haber estado del lado equivocado de haber dudado antes. —
Sin pensarlo demasiado, dejándose guiar por esas emociones tan ajenas a su firme personalidad, que ahora le ahogaban, la sujetó por los brazos para acercarla a ella. La rodeó, protegiéndola. —Nadie en esa familia es inocente. Nosotras simplemente estamos del lado ganador.— Le dijo en voz baja, al oído, como si temiera que entre los muros algo pudiera escucharlas. —Quién sabe que te habría hecho ese imbécil cuando consiguiera lo que quería.
Era extraña la forma en la que se habían vuelto tan unidas, eran cómplices a final de cuentas pero Lyanna descubriría que ese don al igual que de Jiin sería mas bien una maldición. Sonrió y pegó su mejilla a la mano que buscaba brindarle consuelo y negó. — Estoy preparada para lo que sea necesario, es solo que...nunca había hecho esto a alguien que me mirara con tanta devoción. Sentí como si hubiese asesinado a alguien inocente. — Miró por un momento a Lyanna y suspiró, necesitaba calmarse. — Creo que fue toda la adrenalina...—
Verla así, tan frágil... no podía evitar sentir que algo dentro de ella se rompía su mente. Y es que había luchado tantos años por endurecer su corazón, por ser la roca que su familia necesitaba, que el extraño don que ahora poseía le causaba un revuelo casi insoportable. Negó, acercándose a ella para acariciar su mejilla, acomodar un poco su cabello, extraña delicadeza para aquellas manos que han matado sin piedad.
—Si tú me lo pides, no tendrás que manchar más tus manos. Yo lo haré por ti.
