No era alguien que maltrataba animales o especies por lo que simplemente saltaría a uno de los barandales y con mucho esfuerzo no se caería.

—Oe, no es justo, no voy a lastimar animales nada más por capturarte, no lo vale.

Si, como si regañara a la mujer se dirigía a la sombra que se encontraba saliendo de la sala principal mientras que agitaba su puño derecho en el aire.

Pasaría de estar en el salón principal a subir unas escaleras adornadas con una alfombra roja, para terminar viendo varias puertas a lo largo. Si bien la paciencia no era una de sus virtudes tenía que calmarse ya que no podía romper nada. Si era descubierto o no, eso no importaba solo quería terminar el trabajo e ir a comer chocolate.

El albino con su ojo derecho observaría como parte de la alfombra de abultaba y parecía como si se moviera hacia él. Lo que le provocó que levantara una ceja un tanto preocupado.

— ¿No serán fantasmas?

Se habló para sí mismo luego de dar un par de pasos hacia atrás logrando escuchar el siseo de algunas de las serpientes.

— ¿Oh?—...

[ . . . ] Los reptiles rastreros se dispersaron a lo largo del lugar, sabiendo que debían localizar a algún intruso.

Sin más, Jessie salio de su cómoda habitación, dispuesta a encontrar a quién fuera que se atención a invadir su lugar.

— Parece que tendremos que salir a jugar. . .

Hacia pocos segundos le habían informado qué su hogar estaba siendo invadido, y aquellos ineptos que debían cuidar los alrededores habían sido muy fácilmente derrotados.
Se paro del cómodo sofá que ocupaba, dirigiéndose hacia un amplio terrario de cristal, su mano se colo dentro y una fina serpiente con tramos de colores entre rojo, negro y amarillo se fue enredando en su brazo, completamos dócil ante ella.

— Cariño, parece que hoy tampoco será nuestro día de descansó. Ya que nos molestan, busquemos a las demás para que también se diviertan.

La pelirroja habló con la serpientes de Coral como si hablará con un niño, recibiendo como única respuesta el ver esa lengua bífida de su compañera. Sacaría su móvil, tocando la pantalla para activar ciertos mecanismos a lo largo de todo el lugar, liberando diferentes tipos de múltiples serpientes; Todas cuidadas y entrenadas por ella. [ . . . ]

—Así que la serpiente roja si era una mujer después de todo.—

El albino entraría en el lugar tronándose los dedos puesto que había derrotado a las personas que cuidaban la entrada de la mansión de la mujer. Al entrar miraría hacia las paredes para después pasar a ver los adornos de la elegante habitación.

—Fiuu... Si que es un lugar muy elegante. Aunque sospecho que todo es "prestado".—

Dicho eso de su camisa sacaría una hoja donde se ofrecía una recompensa por la ladrona conocida como la serpiente roja.

—Vamos, tengo que llevarte.