La búsqueda de Hawk y Mamá Hawk había tomado un giro inesperado. Conforme caminaban empezó a oscurecer quizás a un ritmo más acelerado, como si quien estuviese manipulando ese desafío comenzara a incrementar la dificultad. Ella sabía que las cosas podrían cambiar de un momento a otro, por lo que decidió caminar cerca de Ban. No lo hizo para recibir su protección, lo hizo porque a pesar de que él era tan fuerte y resistente, ella no podía contra el impulso de protegerlo dentro de su propia insignificancia.
Continuó buscando por entre los árboles, intentaba con todo esmero encontrar a la familia de Hawk con el objetivo de salir lo más rápido de ahí. Tenía un mal presentimiento, una sensación que le ponía la piel de gallina. Asustada, seguía gritando el nombre del pequeño cerdo, cada vez denotando más miedo en su voz. “Maldición, Hawk, pero dónde te metiste” se dijo en pensamientos sin dejar de buscar, cuando de pronto escuchó un sonido detrás suyo.
Su piel se erizó, y fue tal el miedo, que al escuchar la voz del rey hada, no logró identificarla al momento; apretó los párpados y como parte de un reflejo mandó a volar a su inocente compañero, con ayuda de su inmensa mano, gritando despavorida al creer que se trataba del enemigo.
Al abrir los ojos y buscar al individuo que había golpeado, se percató de la identidad del mismo, acercándose avergonzada para acuclillarse frente a él.
