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Una sonrisa se extendió por las facciones de la rubia cuando observó reír al guerrero escandinavo, siempre se mostraba estoico e impasible, pero aquella sincera demostración de diversión fue mas que una grata sorpresa —Es cierto, en vida jamás me habría podido imaginar el conocerle y sin embargo aquí está, frente a mi, también considero que vale más que una pequeña conversación— Miró a su al rededor, no quería que el Saber de negro tuviese problemas con su máster o su facción, pero parecía que no estaban siendo vigilados —Podriamos dar un paseo, tal vez, admirar esta época tan distinta a aquella de la que provenimos—
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Jmjmjm -Sonrió de forma más amplia, permitiéndose incluso reír con discreción. Aunque aquello era una guerra, y ellos habían sido invocados para pelear hasta que solo uno de los héroes quedará pie, estaban lejos de ser maquinas automatizadas que solo existían con la intención de amenazarse los unos a los otros, detrás de las épicas y las leyendas había hombres y mujeres con sentimientos tan genuinos como los de cualquier otro ser humano, era natural que entre iguales se despertaran intensos sentimientos de empatía y hasta sana rivalidad; como le sucedió al vikingo frente al Lancer de Rojo. Y a decir verdad, sin proponérselo, comenzó a sentir estima por la heroína francesa.- Tan valioso que espero que no sea el único. Tuvieron que pasar miles de años y que se formara un evento extraordinario para que pudiéramos conocernos, todo eso debe valer más que una pequeña conversación casual ¿no?
Era curioso como de repente volvía a la formalidad de un par de desconocidos, aunque claro, en realidad no se conocía demasiado, ambos tenían conocimientos sobre las leyendas y proezas realizadas por el otro, pero más allá de eso era la primera vez que tenían una interacción más allá de lo referente a la guerra, una suave risa se escapó de entre los labios, antes de asentir una vez ante las palabras ajenas -Creo que es cierto, pero también considero que a pesar de la situación en la que nos encontramos, creo que es más valioso este momento de diálogo que hemos podido tener, monsieur-
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El honor es mío -Replicó, inclinando su rostro de manera reverencial. Gracias a la invocación los aspectos culturales de Gordes habían pasado al dominio del campeón escandinavo, y eso le permitía conocer con cierto detalle la leyenda de otros héroes, incluyendo por supuesto a la renombrada Dama de Orleans. Sí hubiera podido le habría hecho mil preguntas, pero al final se guardó la curiosidad.- Pero incluso ahora, tal vez no estamos en el mejor momento para ello. -Dijo con cierta ironía. Estaban fraternizando so pesar de los hechos; cuando en la realidad tarde o temprano el Lancer de Negro querría terminar con el mediador de la guerra, y solo había un héroe entre todos sus aliados a los que le podría encomendar la tarea: él.-
Mantuvo en silencio, mientras sus orbes celestes observaban el impasible rostro ajeno, más no creía que así mismo fuese su alma, sentía pena por todo eso que el guerrero legendario reprimía, no podía realmente comprenderlo pero vaya que le gustaría poder ayudarlo, apenas asintió ante sus palabras y guardó para si la sorpresa que fue verle controlar sus emociones tan eficazmente ¿Como lo hacia? Se preguntan también si no le sería doloroso —Es cierto que es noble pelear por otros, por una causa justa... Pero tampoco esta mal combatir por lo que tu crees esta bien para ti— Una dulce sonrisa fue lo que le dedicó al albino —Lo mismo digo, más tenemos la oportunidad de conocernos ahora y ello para mi es todo un honor—
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-Cerró los ojos, para no permitir que aquellos sentimientos de insatisfacción se le disparasen por la mirada, forzando en su semblante el sosiego eterno con el que se hacía notar.- Pelear por la justicia y en nombre de aquellos que no pueden defenderse, esa es la batalla que vale la pena luchar, ¿no lo crees? -no tardó mucho en dominar sus sentimientos, para cuando abrió los ojos el aura del héroe escandinavo derrochaba verdadera tranquilidad.- habría sido magnifico encontrar alguien como tú en los días de mi épica.
El cambio en su expresión fue notorio, aunque claro, las reacciones de Jeanne siempre eran transparentes como el cristal, se podía notar la preocupación que las palabras ajenas le habían provocado e incluso cierto atisbo de compasión hacia él que bien intentó ocultar para no ofenderle —Es difícil decir cual es una lucha que vale la pena y cual no...— Desvió la mirada un momento hacia el suelo, sin saber que decir —No hay nada que deba disculpar, al contrario, soy yo quien pide perdón, por no ser capaz de comprender el peso que llevas sobre tu ser—
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-Siguió cuidadosamente la mano de la mujer en todo momento, y cuando vio que pretendía tocarlo titubeó por un instante. Tantos años en el trono de los héroes había hecho que olvidará lo que se sentía el toque de otra persona. Al final se lo permitió- ¿Admirarme dices? - cuestinó, arrugando un poco las cejas.- ¿qué hay de admirable en un héroe que lucho en vano toda su vida? ¿por la gloria? ¿por la felicidad? tú luchaste por una causa justa… yo simplemente luche. -espetó con cierto resentimiento en las palabras. Él estaba ahí por eso, para cambiar eso con la fuerza todopoderosa del Grial.- Disculpa, perdí la compostura -Respiró profundamente-
Negó suavemente, sin dejar de lado esa dulce sonrisa que adornaba sus finas facciones, se acercó un par de pasos y colocó su mano diestra en el hombro ajeno de manera delicada, buscando dar al menos un poco de animo al estoico caballero de albinos cabellos —No eres solo eso, entiendo cuan importante es para ti tu armadura y es respetable que gustes portarla, yo te admiro por eso, así que no hay nada que lamentar— Apartó su mano, llevándola hasta su propio rostro para apartar algunos cabellos, acomodándolos detrás de su oreja —Ademas la edad para nosotros es algo relativo, siendo lo que somos—
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-Sonrió con un cierto dejo de ironía; imaginando el escandalo que haría Gordes al ver a su mitológico y supuestamente invencible servant engalanando la moda de época.- Já, sé de alguien que podría morir del coraje sí intentará algo así –mencionó divertido. Sin embargo, por mucho que le gustaría provocar la rabia de su nefasto maestro invocador, abandonó la idea rápidamente. El viejo mundo estaba demasiado implícito en él, y nunca podría cambiar su brillante armadura de oro y plata por un conjunto casual.- He estado tanto tiempo embestido en esta coraza, que me sentería desnudo he incomodo sin ella, supongo que al final solo soy un viejo y roto paladín.

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