Aunque la situación era que la mano de Eula quedó atrapada ahí mismo entre la toalla y la feminidad de su esposa. Primero, no quitó la mano porque ese lugar le pertenece, tiene dueña y nadie más lo toca, y dos, porque así la cubría también por si existía algún mirón que como sea así, sin duda lo rebanará con su mandoble.
—Si y estás tan distraída que ni cuenta te diste cuando se desató el bikini. Menos mal que sólo estamos las dos ahora, porque si no, rodarían cabezas.
Si, así de celosa es con su esposa.
Antes de sacar la mano, frotó un poco con sus dedos para impregnarse de su sabor, al cabo de unos segundos la retiró para lamer sus propias falanges.
—Si, tan deliciosa como siempre. — Anexó. —Creo que ahora te das cuenta de la magnitud que necesitas descansar más. Tendré que sacarte del trabajo más a menudo para que te relajes y puedas concentrarte mejor. La próxima vez seguramente acabarás desnuda.
Lo sé, lo sé, lo sé... Pero ¿Y qué ejemplo les estoy dando si ellos están allá y yo aquí?
Era cierto que a veces se exigía en su trabajo, tanto que era habitual que Lisa e incluso otros caballeros la encontraban dormida en su escritorio, a veces hasta su propio cuerpo la "regañaba" haciéndole enfermar por fatiga. Recordando los regaños que ha tenido por sus cercanos negó con la cabeza antes de también ser regañada por su esposa.
Olvídalo, no dije nada~ Estamos aquí para desc.....
Antes de terminar su frase se da cuenta de sus prendas por el comentario de ella y lo evidente de la dirección de sus ojos.
¡E-Eula!
Aquel instante de seriedad se había cortado casi de tajo. Sus mejillas se ruborizaron y extendió su diestra para tomar una toalla de a lado y amarrarla a su cintura a modo de pareo
—Estás preocupada ¿Verdad? Confía en ellos, si no los dejas ser, no crecerán cómo caballeros.
Se acercó y se inclinó, apoyó las manos en las barandillas para encararla un poco y así mirarla fijamente a los ojos. La conoce tan bien que sabe lo que estaba pensando en ese precioso momento, incluso ella está preocupada por Amber, pero entiende que también debe dejar que vuele sola para que tenga más experiencia, sea una caballera confiable. Lo mismo sucedía con Lisa y los demás, aunque han demostrado que son capaces de mantener la ciudad a salvo, aún tienen muchas cosas que seguir aprendiendo.
—Aunque... Para estar preocupada... —Baja la mano hacia la entrepierna de su esposa. —Como que algo aquí falta.~ —Sonrie con cierta diversión.
La rubia desvió la mirada hacia el horizonte ¿Será buena idea estar tan lejos de Mondstadt?¿Si los caballeros de Favonius la necesitan? Cientos de pensamientos pasaban por su cabeza cada que se alejaba de la ciudad que protege, aunque cuenta con Amber, Lisa, Kaeya, el resto de los caballeros y hasta de cierto modo con Diluc le costaba olvidarse de su cargo. Era muy raro para ella tomarse un descanso total. Sacudió la cabeza y se palmeó las mejillas, sabía que su esposa iba a adivinar lo que pensaba.
No, nada. Es una vista maravillosa, y el aire se siente tan bien.
