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— No sólo estaría sacrificando a mi propia hija, sino mi vida —se tomó unos segundos para pensar en ello y para concentrar en su pecho todas las sensaciones que debía controlar si no quería derrumbarse en el momento decisivo—. Es posible que suceda —le recordó sin rodeos. Esta vez se colocó frente a la Madre de las Estrellas y deslizó su mano enguantada desde su hombro hasta su mentón—. Pero para que este mundo evolucione, me necesitan con vida.

Su casco levitaba dentro de su propio campo magnético a la altura de sus cabezas, flotando encima de la propia, como del rey que está a punto de ser coronado.

— ¿Charles nunca te lo dijo? —una sonrisa arrogante reemplazó aquella llena de conmoción que casi expone sus debilidades.

"El verdadero poder de Cerebro", dijo en su mente, fijando bien su mirada en la ajena, penetrándola. "Llama a los Cinco y usa a Cerebro para traerme de vuelta".

— Pero sólo quiero volver si nuestro plan salió exitoso. Un mundo sin mutantes no deber