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Nunca dijeron que el trabajo sería fácil.
[Autor: Phil Noto]
 
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ScottSummers1551669 · 31-35, M
(...) por las pelirrojas. — Sé de un lugar que te gustará. — Dijo al cabo de unos segundos de meditar sobre su próximo destino. Pero tendremos que traer un par de mantas, y pasaremos por una botella y por la cena en el camino.
ScottSummers1551669 · 31-35, M
— Volverá muy pronto. — Dijo para animarla aún más.

En algún punto, a pesar de haber creído por años que ella había muerto, una parte de él siempre esperó que volviera. Se creó varios escenarios en la cabeza sobre reencuentros intensos, pero con una Jean trastornada. Cíclope era de las pocas personas que la habían visto durante sus crisis, y era de temer. Por lo que verla así, tan jovial como siempre, con esa sonrisa radiante que la caracterizaba, le llenaba el corazón de alivio. Eso le hacía creer que siempre podrían superar cualquier cosa, sin importar qué.

Al verle tan animada con la idea de salir, dudó un poco sobre si estaría lista para ello. Después de todo, ya la habrían hecho descansar prácticamente días enteros. Porqué no.

— Claro que me encantaba llevarte. Tu cabello hacía juego con mi coche. — A modo de broma respondió, aunque hablando en serio, en esos tiempos sus compañeros solían hacer chistes sobre ello; sobre que el auto era su adoración por su "fijación" (...
ScottSummers1551669 · 31-35, M
¿Por qué no le sorprendió la expresión en su rostro a la primer mención de Storm? Jean no había perdido a esa niña interior que le hacía sonreír con tanta ternura últimamente.

— Volverá pronto. — Le aseguró, acompañando su respuesta con un solemne asentir. — Tenía asuntos "diplomáticos" que atender con el Rey T'Challa. — Y dicho esto pudo hacerse una idea de lo que la pelirroja estaría pensando. — Seguramente te traerá algún regalo. — Se apresuró a añadir, elevando una palma a acariciar su nuca, y aprovechando de peinar sus cabellos de fuego a lo largo de su espalda.

Quizá era su imaginación, pero sentía como si el aire ahora fuese más puro. Juntó sus párpados, apoyando la mejilla sobre la cabeza de Jean, como si con esto pudiera expandir ese momento, como si con ello sus sentidos simplemente se agudizaran más. Cada roce se sintió más intenso, a pesar de que su cuerpo era más pequeño que el de Cíclope, se sentía cobijado con ella.
especie de forajido o rebelde adolescente contra el mundo. Qué vistas.

Antes de proseguir, se tomó unos instantes más para reafirmar su abrazo, comprimir su mejilla contra su torso y prácticamente hundir su rostro en él. Oh, qué difícil sería separarse. La tendría sobre él como una garrapata hasta que acumulase la suficiente seguridad y recuperase la naturalidad que era vivir de aquella manera, sin sentir que flotaba en el espacio, sin un rumbo fijo. Sola. Necesitaba, ansiaba, recuperar el tiempo perdido.

—No importa, estás aquí.— Estás aquí reverberó en su mente y en la de Scott, un susurro tembloroso, aliviado. —Se haga lo que se haga.

Amorosa como nunca, consciente de lo que podía perder, de lo que pudo haber sido.
perspectiva. —Eso es fantástico. Tengo muchas ganas de verla, saber cómo está.— ¿Wakanda, dijo? ¿Llevaría alguna indumentaria tradicional de allí? No lo tenía muy claro, pero pensó lo preciosa que estaría en esa época del año.

—Por supuesto, me encantaría.

Había sonado demasiado convencida, se había adelantado con la primera sugerencia, a diferencia de con la segunda. Tenía una mueca rara, como si estuviera conteniendo algo. Y, evidentemente, no iba a decírselo aprovechando que la telépata de la pareja era ella. No recordaba aquella extraña costumbre de guardarle las cosas, no más que tonterías que se le pasaban por la cabeza. Le gustaba la expresión que ponía cuando se da cuenta de que está teniendo un hilo cómico en su cabeza. La curiosidad que viene después era algo así como el postre.

—¿Qué haremos? Te solía gustar bastante que me llevases en tu coche.— Y a ella también le gustaba. Tenía una sensación peliculera, con la melena al viento y las gafas. Como de alguna
No era nada que no supiese ya, y siempre se sentía bien cuando recibía su reconocimiento. Aún si sus grandes hazañas quedaban relegadas bajo la sombra de aquello que fue, por lo que más allá de su planeta madre es señalada con el índice, ahí estaba Scott para devolverla a una realidad más simple y cálida. Tan terapéutico, amainaba la marea de su alma.

Fue entonces, hasta que escuchó la mención a su mejor amiga, que Jean descansó la barbilla sobre su pecho para mirarlo. Había un brillo especial en su mirada, más cuando sus ojos adoptaban una forma más redondeada al abrirlos de más, y arquear las cejas. Como una niña ve un dulce, un regalo.

—¿Ororo viene?— No se había percatado de su ausencia, hecho que la hizo sentir algo mal por dentro. ¿Cómo se iba a olvidar de su amiga y compañera, de alguien que siempre tenía consideración a Jean en sus pensamientos? El retorno le había sentado como un golpe en la cabeza. Uno bastante fuerte, a lo que se permitía redimirse, desde esa [...]
ScottSummers1551669 · 31-35, M
Y por ello sabía que todas sus promesas eran ciertas y ella siempre estaría presente, incluso cuando volviera a llegar el tiempo en que no pudiese tenerla más entre sus brazos. Ese día él iría a buscarla y moriría por ella.

Quizá habría hablado menos de lo que quiso, pero con ella las palabras sobraban. Después de todo, era quien más le conocía en el mundo. Sin embargo, un par de minutos se tomó para tragarse el nudo en la garganta y carraspear un par de veces para recuperar el grosor de su voz.

— ¿Ya viste al resto? Ororo volverá pronto de Wakanda, la noticia de tu regreso la tiene ansiosa. Quizá deba aprovechar el tenerte para mí solo unos días más antes de que ustedes dos se junten. — Rió un poco. Su semblante volvió a ablandarse, incluso a refrescarse tanto como la noche. — Es algo tarde ahora para salir, me gustaría llevarte a cualquier parte, pero debes descansar unos días más, ¿querrías pasarte por mi habitación uno de estos días?
ScottSummers1551669 · 31-35, M
Cíclope giró su cuerpo hacia ella, cuando percibió su cercanía.

— Desde ese día tu deber rebasa lo imaginable. Tu poder es inmensurable, lo único que podría compararse con ello es el amor que siempre tendré por ti. — Parece que justo se alcanzó a girar para que ella pudiese abrazarlo. Seguramente podría sentir su corazón latir con fuerza cuando apoyara el rostro contra su hombro. Cíclope la refugió entre sus brazos, cerrándolos en torno a su espalda y apegándola celosamente a su cuerpo, como si pretendiese también fundirse con ella.

Su diestra se dedicó a repasar esa cascada de fuego que emulaba su larga melena, respiraba el aroma que ésta desprendía. El resto del mundo pareció desaparecer a su alrededor. No había otra parte donde quisiera o debiera estar. Su vida le pertenecía, su amor, su lealtad y devoción. Todo ello pertenecía a la mujer que no dudó en entregarse y condenar toda su vida a cambio del bienestar de las personas que amaba.
ScottSummers1551669 · 31-35, M
Tanto tiempo le costó comprender ese nuevo estado, y esa Fuerza que hospedaba Jean en su cuerpo. Comprender que su propósito estaba más allá de los límites de su imaginación, de su razonamiento y emociones.

— Jamás pensaría que eres egoísta. Cómo podrías haberlo sabido antes, cómo podrías saber que esto te iba a ocurrir. — Se halló a sí mismo bufando, mas no se exaltaba. Habría aceptado esa nueva faceta tiempo atrás, cuando se prometió a sí mismo dejar de cuestionarse las cosas cuando ella sólo le pedía que confiara en ella. — Incluso durante aquella misión éramos jóvenes, y tú diste la vida por todos nosotros. Aceptaste ser su huésped a cambio de que nosotros volviéramos a casa vivos, Jean. Eso te convierte en todo, menos en un ser egoísta. Y el estar agotada de ello es sólo tu parte humana.

La sentía deambular cerca aunque su vista hubiese estado fija en el paisaje exterior, era como si el cuerpo del Fénix desprendiera un calor sobrenatural que abrasara todo a su alrededor.
ScottSummers1551669 · 31-35, M
Juntos cruzaron la terraza hasta que el castaño se pudo apoyar contra las barreras de piedra. Desde la altura y la intimidad de ese sitio, podía visualizar los jardines laterales de la mansión, los rosales y la gran fuente cuyas aguas, alrededor de una década antes, Bobby Drake solía congelar para que salieran a patinar por las noches. Como esa "travesura" muchas más tuvieron.

Escuchaba con atención cada palabra de la mutante, no dejaba de suspirar, pero esta vez se mantenía escuchando en silencio, uniendo los hilos de aquellos trágicos recuerdos en su mente.

El dolor de la perdida de su amada Jean siempre estaba presente, los estragos, las heridas de la perdida más dolorosa en su vida. De vivir el dolor de un funeral y salir a explorar el mundo por su propia cuenta y hacer cualquier cosa para distraerse del dolor, de un dolor que sólo se centraba en ellos dos... y años después reencontrarla con vida, y con esa gran Fuerza que la acompañaba y no se separó de ella.

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