Fue de ese modo que cuando esa hoja dorada caía hacia el suelo, de repente fue como si el viento la hubiese soplado, y entonces la misma se incrustó por entre los cabellos de Efryl. El enorme bárbaro, puso su índice y dedo central por sobre sus labios cómo aguantando la risa, y simplemente continuó caminando a su lado añadiendo. — Parece que tienes un admirador, copito. — Después de aquello volvió a reír con fuerza, comenzando a caminar a su lado y al mismo ritmo pero claro curioso de qué haría con aquella hada que estaba sin duda intentando ya fuese llamar su atención o colmarle la paciencia al peliplata ahora "orejudo".
—¡¿Qué crees que estás haciendo, bestia?! — Exclamó con evidente alteración debido a que un dedo índice del colosal podía abarcar incluso una porción considerable de su rostro, tambaleándose momentáneamente por la pérdida del equilibrio como consecuencia. —Tú necesitarás mi ayuda, lo verás. No me subestimes. — Chasqueó los dientes al mismo tiempo que expedía la hoja entre sus dedos, la cual voló entre los vestigios del viento que sopló, cómplice; dispuso de sus guantelete de cuero que había retirado para sostener contacto con ese ápice de naturaleza y sin más, continuó la marcha junto al gigante alrededor de los jardines desconocidos para él. Después de todo, sí terminó haciendo turismo.
Picaría su cabeza plateada con el índice y frunciría su entrecejo. — Efryl, tu arrogancia a veces te hace más tonto que yo. (?) — Dijo soltando una carcajada para así observarle tomar aquella hoja dorada entre sus dedos. — Está claro que algún "fey" te ha soltado una broma, esperemos esa maldición no sea duradera, si no.. tendrás que pedir ayuda a ya sabes quién. — Y claro que supo cómo fue la reunión con Jarrus, las explosiones en su torre hablaron por su cuenta.
—Todo lo que sostengo en mis manos está destinado a brillar como oro... o más que eso. Acostúmbrate a conocer el verdadero potencial de las cosas estando junto a mí, pf.
