— Mmmm...Mi...Mi Pa-Panecito de melón... — Se sentía algo ido por el placer que todo su cuerpo experimentaba al estar en el interior de su amante y que sus pieles se rozaran entre sí. Sin embargo, los niveles de su testosterona parecían haber aumentado con los besos, caricias y palabras del contrario, causando con esto que Jaidev se levantara y sujetara bien al castaño, para así acorralarle en una de las esquinas entre dos de las paredes de esa habitación estudiantil, embistiéndole con ganas mientras recostaba su cabeza sobre uno de los hombros de Mioyo.