"Seishin, asashin, monstā". (De todo sin sentido nipón, sea cual fuere, espero que los otros monstruos me digan: «La persona que ama la Luna y se lo va a decir esta noche con una serpiente de plata que es cuchillo»).
Aunque justificado por una causa —la causa muere para que el Toreador viva—, el duelo tiene siempre una consecuencia: «¡Qué lástima! C'est la voie du sang.».