El ruido de unas sirenas de policía, ladridos de perros, pisadas apresuradas y una risa, se escucharon provenir de un callejón cercano. Un hombre de baja estatura y cabellera blanca y larga, vestido de negro, con un antifaz negro y una caja fuerte en sus brazos, corría con una sonrisa de oreja a oreja. Parecía estarse divirtiendo. Era curioso que la caja fuerte que portaba parecía excesivamente pesada y era bastante grande en su tamaño.

-Patéticos humanos, deberían agradecer que no tengo tiempo de asesinatos hoy o sus cabezas acabarían en una olla a presión. -Murmuró el sujeto, mirando hacia atrás, les había sacado mucha ventaja; era ridículamente rápido comparado a los policías y sus perros. - Ahora solo tengo que... Ouch. -Al mirar hacia el frente, se encontró de lleno con el cuerpo de alguien, mismo contra el que impactó pesadamente, atropellándolo con la caja fuerte. -¿Quién demonios eres y por qué te cruzas en mi camino?