— ¿Un pedido? — Arrugó la nariz e hizo cara de asco, confusión. ¿Acaso lo veía con pinta de pescador? No, señor.
— El gran Jack Sparrow podrá pasar a la historia como el mejor Capitán, Pirata, embustero, buscador de tesoros y rompecorazones pero jamás JAMÁS como un comerciante... legal, al menos. ¿Savvy? — Jack se inclinó para visualizar a detalle la anguila. El animal dio un giró lo que ocasionó que Jack se retirara unos pasos. — ¿De dónde has sacado esta peculiaridad? —
Rodó sus ojos hacia arriba con una sonrisa. Abrió su bolso y sacó de él un frasco relleno de agua, donde dentro se movía una anguila de blanco resplandor. — No, tengo un pedido grande de estas bellezas. Ahorran velas y esas cosas, pero hay que pescarlas en aguas peligrosas. ¿Y si hacemos algo de dinero? —
— Déjame pensarlo... No — Miró por detrás de la mujer, buscando “algo” — ¿No traes a ese vejestorio contigo, verdad? Barbossa. Pienso que se han vuelto amigos muy...“íntimos” —
A su mente llegaron varios ejemplos de cosas que había probado y peores. No pudo hacer más que sonreír con esa sucia sonrisa y encogerse de hombros. — ¿Quieres ser parte de la lista? —
— Estoy seguro que has probado cosas peores — Le sonrió de lado. — Me encuentro perfectamente y asombrado por verte en estos lares, tan lejos de tu tenebroso hábitat. —
