—Ehm... claro, si la altura no te da miedo.

.... — A través del cristal de la cabina podía verlo todo, las luces, los semáforos y algunos coches, aunque todo con ésos tamaños reducidos que les otorgaba la lejanía. Ver todo éso la emocionaba mucho, a tal punto que sus latidos se aceleraron haciendo que éstos se sintieran a través de su mano. —

¿Podríamos dar otra vuelta?

—Sí que lo es.

Pero en lugar de ver la ciudad y sus luces, se quedó viendo a su amiga, sonriendo y teniendo aún aquel rubor en los cachetes.

— Veía con entusiasmó la ciudad desde la alturas hasta que sintió la mano de su amiga sobre la propia, pasaron unos segundos y no se rehusó a ello, tomó suavemente la mano de ella y esbozó una tenue sonrisa hacía Lizzie y luego volvió la vista hacía la metrópoli. — de verdad que una linda vista.

—Es cierto...

Vio la mano ajena, descansando sobre el regaso. Un miedo la recorrió, se puso colorada y todo el cuerpo empezó a temblarle. Una sensación fría le dejó la mente en blanco, fue casi como si su mano actuara sin que se lo ordenez cuando tomó la mano de Sungji.

Si y mucho, además todo se ve mejor desde lo alto.

—¿Te gusta la vista?