— ¿Y tú eres? — Cuestionó el joven con curiosidad. Desaliñado, con ropa negra y con bastantes días sin rasurarse encima, se veía tan "malo" que cumplía perfecto con el estereotipo de mafioso promedio. — Vamos cariño, no tienes que fingir, nadie nos está. . .Escuchando. — Se mofó ante aquello último y comenzó a deslizar sutilmente la punta de su tacón por encima de la pierna del hombre a su alcance, por debajo de la mesa, perfecto para que nadie se diera cuenta de ese detalle importante. — ¿Y si me das lo que me pertenece de una buena vez, mh? — Pensó que hablar en clave sería oportuno para que Jack se imaginara en la gloria por haberla "atrapado". Ante su gesto, el varón frente a ella se acomodó en su asiento y, por sus instintos más primitivos, le siguió el juego. — Oh, sí, tengo lo que es tuyo aquí mismo, ¿te parece si vamos a un lugar más privado para que te lo de?, aquí podrían atraparnos.