El chico observó a la fémina con los ojos entrecerrados, casi incrédulo ante su respuesta.

—¿Tiempos de paz?—Cuestionó llevando su dedo índice hasta el mentón—. Yo no sé lo que es eso... Siempre habrá humanos y ghouls, ¿no es así?

Esa era la realidad, ¿no podía verlo? Aquella lucha continuaría de manera indefinida y cientos y cientos de vidas se seguirían perdiendo en el proceso. Ambas especies ya se hallaban en un punto de no retorno.

—¿Sabe? Suelo pensar... Si uno de los dos desaparece completamente, ¿realmente habrá paz?—Añadió mientras daba pequeños pasos alrededor de la escritora—. Yo estoy bien con las cosas tal y como están, Takatsuki-san.

Su puño se cerró con fuerza, exprimiendo a aquel escarabajo que se había negado a ser tripulante de su propia fuerza aérea. Cuando estuvo a punto de elegir a otro candidato, escuchó una voz femenina que rápidamente lo sacó de su ensimismamiento. Juuzou se puso en pie de un brinco, sacudiéndose las ropas que se encontraban repletas de fragmentos de hierba y restos de tierra pulverizada.

—¡Takatsuki-san!—Exclamó al ver a la mujer acercarse—. Sí, lo es. Decidí pasar un poco de tiempo por aquí mientras no me necesiten en la CCG...~—Respondió con voz cantarina, casi infantil.

Es un avión de papel?