— Me estás guiando a lo insano... Soy consciente de que absolutamente todo es una fantasía, ellos jamás regresarán, mí vida antigua se esfumó enfrente mío. El derecho a ser feliz se me arrebato desde ese día. Ese maldito día que está grabado en mí mente. — Trago en seco y ante la ineludible desesperación a penas lograba articular todas esas palabras recobrando un poco de sensatez perdida en el transcurso, finalmente su necedad era benéfica, después de todo es un Belmont y sucumbir factible jamás será la opción. — Agradezco este falso regocijo que me está matando. — [...]
de manera fija con el ceño fruncido. Suspiró de nuevo, negándose a responder en ese momento a la última pregunta, pues aún necesitaba pensarlo, el ofrecimiento no era nada malo, a diferencia de otras ocasiones en las que sus contratistas realmente no tenían nada bueno que ofrecer, que un cazador de monstruos le dijera que podía quedarse con todas las almas de aquellos a quienes eliminara garantizaba su supervivencia y la recuperación de sus poderes, incluso podía encontrar la manera de sanar viejas heridas, esas que lo hacían dormir por mucho cada cierto tiempo.
—En el supuesto caso de que diga que si... ¿Cómo se que no intentarás asesinarme como al resto? Lo que quieres es un intercambio que nos dejará a expensas uno de otro, yo dependeré de ti y eso me hará vulnerable— Cuestionó, mientras fijaba sus oscuros orbes sin pupila en esas dos esmeraldas ajenas.
Pero incluso si tuviese una respuesta en la que le jurase no atentar contra él no podría confiarse y lo mismo sería para la
