— ¡Finalmente te encontré niño! Lamento la demora. Ya sabes, la vida de un adulto como yo es ajetreada y así será la tuya. En fin, lamento lo que sucedió...— De tan solo mencionarlo la incomodidad y la aflicción hicieron acto de presencia. El rememorar era un suplicio ineludible para su pobre corazón infantil. — Y bien ¿Cuál es tú nombre?— Un intento por cambiar drásticamente aquella atmósfera entre ambos. — Lim Suho...
Belmont. Un clan con un primordial legado desde el siglo IX. Su único cometido: Velar por el bienestar y resguardar toda integridad de la especie humana; dignos acreedores en ser nombrados "Cazadores de la noche" innatos cazadores de vampiros.
Así es, mí madre era parte de los últimos desendientes y en ese fatídico día lo descubrí. Absurdamente pretendía vencer al destino, a su sangre, todo por ocultar me y eludir la cruda verdad.
Ahora después de cinco largos años en feroz entrenamiento puedo considerarme un óptimo cazador y proseguir con esta carga sobre mis hombros, este legado que alimenta mí sed de venganza e justicia para mí especie.
Sí, ese era mí nombre. El nombre que me otorgaron mis padres cuando nací, en Corea del sur para ser más exactos. Mí origen es peculiar.
Hace 26 años atrás mis progenitores cruzaron sus caminos, sus deplorables destinos; incautos. Olvidaron que el destino no da tregua y lamentablemente fueron manchados en sangre, arrancados desde la raíz como una simple plaga. Ya no existen lamentaciones; más temprano que tarde debían perecer en las garras de sus enemigos. ¿Triste? Sí. Mas bien doloroso perder a la única familia conocida frente a tus ojos y verlos morir tan tortuosa mente a causa de un poderoso monstruo. Era inútil hacer algo por mi cuenta, era pequeño. ¿Qué podía hacer un niño de cinco años? Nada, absolutamente nada. Solo sentía frustración mientras múltiples palabras rondaban por mí infantil mente:
Incompetente, Débil, Inexperto.
Por un instante recé y creí que obtendría salvación para mí familia, sin embargo, no fue así; solo la conseguí para mí. El s
