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A1562324 · F
Aunque la adrenalina recorría su cuerpo, hacía erizar su piel, la misma emoción del momento hizo que el tacto, apenas sutil de las manos de Jim sobre ella, generara un pequeño respingo por la sorpresa. Sus manos se sentían bien y ella poco a poco se iba acostumbrando a tenerlo más cerca. Se relajó segundos después, ahora prestando atención a los obstáculos que tenían en frente, para su sorpresa, era algo similar a deslizarse bajo el agua, sus sentidos ya estaban sutilmente adaptados a las corrientes de aire o de agua, casi idénticas y se adelantaba para tomar las suaves ráfagas para ganar velocidad o girar rápidamente, evitando así chocar — ¿Podemos intentar subir el risco, Jim? ¿Y después bajarlo?
JHs1581152 · 18-21, M
Acotó, alentando a la sirena pelirroja pero eso no era todo, lo tomo desprevenido por hundirse en aquellas ideas. Sacudió la cabeza y prestó atención al arranque. — Si sientes que se desestabiliza da tres golpes a la tabla, la calibre no creo que lo haga pero de ser así, empezará a escucharse un previo sonido como… campanas, tintineos. Aún así, aquí estaré. —
JHs1581152 · 18-21, M
Ariel comenzaba a seguir paso a paso de sus indicaciones, no era una sorpresa total pues, antes ya la había visto y su mente curiosa almacenaba la información así como lo hacía para describirle los artefactos nada futuristas del planeta tierra pero que en su vez algunos no los tenían de dónde el venía. Aquí navegaban sobre el mar únicamente, había carretas y carrozas, no contaban con localizador, propulsión para las tablas, y podía seguir pensando en las diferencias pero si era sincero nada de ello importaba, era un planeta donde nadie podría conocerlo o localizarlo y su relación con Ariel era más cercana, tanto que llegó a sujetarse de ella sin pensarlo, no solamente para supervisar su conducción sino porque su mente empezó a crear la idea de seguir el calor de su cuerpo, el aroma; ¿Acaso siempre desprendía dicha esencia?
— Vas excelente. Y tranquila ya, ya estoy bien —
A1562324 · F
de ella, unos pequeños botones que ya lo había visto pisar antes. Su sonrisa se ensanchó. — ¡Allá vamos!
A1562324 · F
Desde que había salido del océano, Ariel solo había estado descubriendo nuevas cosas, nuevas aventuras y acumulando un montón de experiencias nuevas; sin embargo, de todo lo que aprendió, Jim se llevaba el crédito por enseñarle las cosas más interesantes y fantásticas de todas. Lo miró atenta, separando los pies como le decía; la verdad era que hasta que no se topó con él, no había pensado que las mujeres también podían llevar pantalones. La ropa que llevaba puesta aquel día, especial para la ocasión, le permitía estar cómoda: un pantalón de manta gruesa, holgado y ajustado a su cadera y una camisola de algodón blanca, fresca y ligera, que tenía un pequeño escote y enmarcaba su cintura. Se aferró a la vela, como antes lo había visto hacerlo a él, frunciendo ligeramente los labios, tomándole seriedad al asunto— De acuerdo... ¿Ya te sujetaste bien? —No esperó a que le respondiera, su pie se deslizó un poco más hacía atrás, de tal modo que pudo alcanzar los controladores que había detrás
JHs1581152 · 18-21, M
Descontrolar el deslizador, aunque lo dudo, ¡Yo mismo le hice las mejoras!—
JHs1581152 · 18-21, M
Podía encontrar cierto encanto en Ariel, por el hecho de que compartían esa semejanza, almas libres en busca de aventuras, sueños y rebeldía. Gracias a el viaje que le cambió la vida podía gozar de más libertad, le tenían más confianza y eso ayudó mucho a que él fuera a otros planetas a investigar. Tenía a Morph, pensaba que no necesitaba a nadie más hasta que la vio a lo lejos esquivando un enorme tiburón. Impresionado, aquello le hizo querer saber de quien se trataba y ahora, la llevaría consigo. Le sujetó y apretó su mano para ayudarla a subir al deslizador, su cacharro sería un modelo pasado pero con bastante potencia y estabilidad para llevarlos a ambos. — Claro que sí, además el día de hoy te enseñaré a conducirlo. Es sencillo.. Solo primero tienes que sujetarte muy bien, Justo de aquí. — Señalizó aún lado de la vela el sujetador que movía la vela en caso de maniobras.
— Y separar bien los pies a la altura de tu cintura. Aún así, estaré aquí justo detrás de ti por si se llega a
A1562324 · F
La curiosidad de la peliroja era infinita, no era de extrañar que apenas él ofreciera su mano, el gesto de reproche se transformara en uno de ilusión. Brincó hasta donde él estaba, tomando su mano para seguirle, ignorando las miradas de aquellos que podían extrañarse por dos seres tan curiosos. Después de todo, no estaban en un planeta "adelantado", en el hogar de la pequeña sirena, aún los viajes espaciales parecían ser algo soñador — Si no me caigo, ¿podré ir contigo a tus viajes? ¿A conocer el espacio, Jim?
JHs1581152 · 18-21, M
No lo olvido, ¿cómo podría?
Era sólo que se había sumido en su propia curiosidad por el planeta en cuestión al que había llegado; Tierra.
Y era que tanto la sirenita como él tenían una curiosidad semejante lo que la impulsó a invitarla en su deslizador espacial, aquel que había trozado ligeramente en su último aterrizaje pero hábilmente lo reparó. Morph salió del cuello de su chaqueta empolvada e imitó el gesto de la pelirroja al reprocharle y transformar su rostro en una versión pequeña.
— Vamos, vamos. Me distraje un momento, Ariel. Solo eso, sígueme para ir por el deslizador y te llevaré, como que la gente de aquí no vea siempre a un muchacho ‘volador’ ¿No es así?— Bromeó incorporándose de un salto y ofreció su mano sin más.
A1562324 · F
— ¡No me mires con esa cara, Jimbo! —Cruzada de brazos frente a él, infló mejillas, en un puchero que era nada más y nada menos que un simple reproche— Tú prometiste llevarme, ¡Fuiste tú quién lo dijo! Vamos, es hora de cumplir la promesa. —

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