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About Me Notes
About Me
[code]Y a ustedes, ¿les gusta los cuentos para dormir?

¿Qué tal les parecería uno de odio, traición, capricho y muerte? ¿Ambición? ¿Poder? ¿Condenas? ¿De ciclos que se repiten?
¿De líneas interminables? ¿De eternos?[/code]


Habían una vez dos hermanos. Uno se ocupaba del cultivo de granos, frutas y vegetales. El otro se encargaba de cuidar a ovejas. Un día tuvieron que presentar un regalo. El mayor llevó el alimento que había cultivado y el menor llevó a la mejor oveja de su rebaño. La oveja fue el regalo preferido. Y así, algo tan trivial causó que el mayor matara a su hermano. Un poco drástico, ¿no crees?

Caín matando a Abel porque su regalo a Dios no había sido el preferido. La historia te ha contado que es porque Caín era malo, pero yo vengo con otras teorías: ¿qué tal si estaba en su naturaleza arruinar la perfecta creación de Dios con un crimen como tal? ¿Qué tal si iba más allá del enojo, envidia y resentimiento? ¿Y si Adán y Eva no eran los únicos en el Paraíso?

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[code]SAMAEL
Ángel caído que
se rebeló contra Dios
urdiendo el pecado original
de Adán y Eva.[/code]
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Apuesto a que no te contaron que Samael y Lilith también estuvieron presentes, enojados con Dios confabularon con la tan popular serpiente y mancharon de pecado a la primera descendencia del Paraíso. Caín fue producto de Samael y Eva. Impulsivo, desafiante, temerario. Las mismas tres características que lo llevaron a matar a su hermano y después ser condenado por Dios a vagar eternamente en una tierra que no le proporcionaría ni sustento ni seguridad.

Caín fue el primer pecador. El primer eterno. Y le siguieron más como él: impulsivos, desafiantes y temerarios. Cometiendo pecados que los llevarían a condenarse por la eternidad, reencarnando hasta que enmendaran sus errores. Pronto fueron conocidos como los hijos de Samael. La solución para esa maldición era sencilla: no cometer los mismos pecados que los habían condenado en primer lugar. Pero los reencarnados pronto descubrieron algo con el transcurso de sus vidas: la capacidad de desarrollar una habilidad que solo podrían perfeccionar con el tiempo, haciéndolos más poderosos que el resto. Todo lo que tenían que hacer era continuar con ese ciclo vicioso.

Es por ello que los reencarnados siguen acá: débiles y ambiciosos, condenados a cometer pecados, morir, ser castigados y volver con una nueva identidad, pero con historia en la sangre. Son los hijos de Samael: impulsivos, desafiantes y temerarios. Las mismas características que perduraron la existencia de Caín a través de la historia, adoptando diferentes identidades, dejando su marca en las diferentes tragedias que cometió y reencarnando una y otra vez. Caín no desarrolló un poder como el resto de los hijos de Samael, él se consolidó como la personificación mortal de Samael, resguardando su esencia dentro de él para cuando fuera necesario o inevitable dejarla salir. Se convirtió en el recipiente del demonio en todas sus reencarnaciones, volviéndose la presa de cazadoras, demonios sedientos de ese poder, y otros reencarnados.

Caín no niega que ha sido duro, pero también interesante. Lo sé, porque yo soy la reencarnación más reciente del primer pecador.

Mucho gusto, mi nombre es Jenna Bane.

[code]Me gustaría contarte una historia más.

Se trata de una niña que se arrastró desde el infierno.
Con el sabor de vidas pasadas en el paladar. Galaxias en su mirada.
Y una traviesa sonrisa por la silenciosa promesa de problemas.[/code]


La reencarnación es un fenómeno lleno de sorpresas. Puedes pasar de ser un fratricida y repudiado por todos, a una muchacha que observa cómo su ciudad es consumida por un volcán en erupción, a un navegante de los siete mares por el cual se creían que habían monstruos en el agua, a una princesa desatando la Peste Negra, y la lista puede continuar hasta que llegamos a la niña que, cuando abrió los ojos, se encontró encerrada en cuatro paredes frías y toscas.

Su historia empezó en el psiquiátrico, porque aún era muy pequeña para grabarse los rostros de sus padres y su cabeza estaba nublada de memorias pasadas como para recolectar propias de una infancia que poco, o nada, tenía por rescatar.

Cuando fue encontrada por Linden Rowan y llevada a la Asociación Alois, Jenna entendió que había llegado a otra prisión, pero ya no estaba sola. La acompañaba nada más y nada menos que la reencarnación de Abel y ahora se llamaba... ¡Emilia! Los primeros pecadores juntos de nuevo, capaz para matarse una vez más o para ver la manera de salir del circulo vicioso de la reencarnación. Después de todo, al parecer había esta vez más de una razón para intentarlo y eso era el nido de serpientes en el cual se encontraban.

La Asociación Alois, hogar de todos los reencarnados, después de siglos de su fundación, tras errores fatídicos y muchas bajas necesarias para un propósito en común finalmente tenía en su poder cuatro elementos clave: al contenedor de Samael, al contenedor de Lilith y a los descendientes de Maura —dos nigromantes con la capacidad de utilizar las campanas de la primera enviada por el Arcángel Miguel para manipular las siete puertas del Infierno.

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[code]INFIERNO
Lugar donde después de la muerte son
torturadas las almas de los pecadores.
Se divide en siete dominios:
Lujuria, Gula, Avaricia, Pereza,
Ira, Envidia y Orgullo.[/code]
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Dos contenedores inestables de demonios y dos nigromantes con la posibilidad de abrir y cerrar las puertas del Infierno. Creo que puedes darte una idea de qué es lo que podría pasar. De lo que puede pasar.

Las piezas del tablero se están moviendo.

Y creo que estamos perdiendo.

Dime, ¿qué harías hoy si mañana la tierra se abriera hasta en los lugares más recónditos para dar paso a criaturas que solo has visto en tus noches más oscuras? ¿Qué harías hoy si mañana se decidiera desequilibrar la balanza que silenciosamente se ha mantenido hasta ahora resguardada? ¿Y si tienes menos tiempo del cuál creías?

Supongo que se acabaron las historias, porque ahora me ayudarás a crear tu historia para que después la pueda contar. Te prometo que si sobrevives, te enseñaré un par de trucos que tengo bajo la manga. Si no sobrevives, te inventaré un digno final con una pizca de esperanza.

Después de todo, la esperanza alimenta la eterna miseria.