-Susurra suavemente apenas para el azabache después de todo no tenía porque alzar la voz si solo estaban ellos dos alli, observó la mano contraria y una leve sonrisa se le asoma en los labios, un poco perpleja por el cambio radical de postura y habla.-
— Por mi, no hay ningún problema en demostrártelo. — Adoptó una postura serena y relajada, su aura cambió de desafío a una calma intrigante. Luego, extendió su mano diestra hacia ella, un gesto que parecía ofrecer una invitación a un baile único. Sin palabras, sus ojos comunicaban la propuesta: una danza bélica y mortal donde sus fuerzas se enfrentarían en un duelo silencioso. La mano extendida era un símbolo de respeto y desafío al mismo tiempo, como si ambos entendieran que este acto podría interpretarse a los antiguos códigos de la Yakuza para batirse en batalla.
-Arquea una ceja incrédula por supuesto, sabe que no todo se puede dar crédito a la fuerza, la inteligencia es importante sin embargo y aunque no lo admita en voz alta la seguridad y convicción con la que Jin le hablaba era un poco atrayente para ella.- Tendré mis dudas hasta ver que tan fuerte eres.
Él respondió con una mirada penetrante, también con un tono cargado de seguridad y autoridad. — Debes creerme en todo porque soy el más fuerte. — Su respuesta estaba impregnada de confianza innegable, como si su fuerza bastara para respaldar sus palabras. La dinámica entre ellos era un juego de voluntades, donde cada uno buscaba imponer su posición, y Jin no vacilaba en afirmar su dominio con convicción.
