Con un encendedor eléctrico ofreció encender el cigarrillo que ella había tomado. — Sí por supuesto puedes verlo, en realidad fue un regalo de un anciano amargado. — Se refería a su mentor y quién lo crió desde pequeño.
Sí, siempre. -tomó el cigarro que estaba siendo ofrecido con cuidado, usando sus uñas delicadamente para no romperlo.- Ooh, qué linda es tu... tu cigarrera, ¿puedo verla? -cuestionó, curiosa, inclinándose hacia él un poquito.
