otra cosa, a la mencionada mujer, aún si su respiración se viera agitada, o si el carmesí líquido estuviera bordeando parte de su cuerpo.
Poco a poco fue postrándose de pie al dar con la silueta, un rápido reconocimiento que le dio a conocer la ubicación de Nüying en poco tiempo, o así lo creería ella.

Corrió, de inmediato, tropezaba constantemente, incluso se quejaba por algún dolor previo, pero no era importante. Cuando llegó a su destino, lo peor ante su mirada fue lo que encontró; Juyeon no podría creer lo que veía, ¿un simple desmayo? Debía asegurarse, un motivo suficiente para inclinarse y examinarla con el sistema de su ojo, cosa que no pudo concretar a nueva cuenta. Le dolía, Ojo de Dios estaba al límite; las manos volvieron a temblar, pero era su deber la seguridad de aquella mujer, razón suficiente para buscar sostener ese cuerpo.

Pero una risa es quién la interrumpe, la voz única del causante. Los sentidos de Juyeon se nublaron por segundos, el enojo, aquel sentimient