— Sabes que no me perdería por nada en éste sagrado reino tu actuación.—

Aquel ser divino comenzó a caminar, pero luego como si nada comenzó a "caminar" en el aire, todo absolutamente todo alrededor estaba congelado en el tiempo, aprovechando el poder de Dee es que Apollyon (como prefería ser llamado) podía ser visto con aquella apariencia y solo por él, a ojos normales no existía.

— Espero no estés mintiéndome, no a mí. Ambos estaremos en severos problemas si alguien más se entera que todos estos años puse primero mi curiosidad que mi deber. Pero suficiente de ello. Te tengo un obsequio para tu colección. Úsalo con cuidado. —

De su gentil mano, ofreció un objeto
Cubierto en un paño de color rojo tinto
Lentamente reveló que había dentro
No era otra, más que la Lanza Sagrada.


— Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua... — recitó mientras la entregaba a Dee, todos los ojos sobre de él, analizando cada mueca, cada fino