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J1576777 · 26-30, F
– ¿Narcos? Pensar que había vivido tantas cosas, pero nunca es suficiente –respondió con un asombro que no pudo ocultar; sus cejas se curvaron y su imaginación voló por instantes. Esperaba algún día llegar a tocar el tema.
Cada respuesta del azabache era larga, pero daba pie a muchas dudas más. Pues su naturaleza era tan curiosa como la de un felino. ¿Sería que a ella también le quedaban nueve vidas?
– Háblame de eso–rodó sus zafiros, acompañando el gesto con un suspiro profundo que denotaba hastío. Su diestra, mientras tanto, buscaba a tientas el vaso del que antes juró no beber, pero sí aceptó por cortesía–. Bienvenido al club de los divorciados –la mera costumbre le hizo elevar su vaso, no importaba si los recipientes chocaban entre sí mientras se miraban a los ojos para sellar un pacto, o por mera complicidad. También fue por costumbre que se llevó el vaso a los labios y le pegó un sorbo que enseguida devolvió al recipiente.
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Cada respuesta del azabache era larga, pero daba pie a muchas dudas más. Pues su naturaleza era tan curiosa como la de un felino. ¿Sería que a ella también le quedaban nueve vidas?
– Háblame de eso–rodó sus zafiros, acompañando el gesto con un suspiro profundo que denotaba hastío. Su diestra, mientras tanto, buscaba a tientas el vaso del que antes juró no beber, pero sí aceptó por cortesía–. Bienvenido al club de los divorciados –la mera costumbre le hizo elevar su vaso, no importaba si los recipientes chocaban entre sí mientras se miraban a los ojos para sellar un pacto, o por mera complicidad. También fue por costumbre que se llevó el vaso a los labios y le pegó un sorbo que enseguida devolvió al recipiente.
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