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Been thru some bad shit, I should be a sad bitch.
 
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Nexialist · 26-30, M
Es brusco, hasta sus pasos lo son. Como el retumbar de alguien enorme, más grande de lo que es realmente John, pero es el paso seco que da para avanzar lo que dan ese ambiente de que incluso puede parecer molesto.
Y en sus ojos se notan, en los ojos que se cruzan con los ajenos al moverse como esclavo por lo que busca, llega hasta el lavavajillas y el sonido de los leves choques del cristal al ser extraído con torpeza responden por él.

¿De qué es la botella?

La alza sin mirarla, al volver los pasos atrás como si fuera a caerse sobre su trasero en cualquier momento.- ¿Esto? -Se detiene en seco cuando su espalda desnuda toca la pared del pasillo por el cual la observa totalmente erguido, con esa altura que parece capaz de golpear el marco de una puerta si no se cuida lo suficiente.-
Nexialist · 26-30, M
No la siguió con la vista al saber que se levantaba, estaba pensando que tal vez se apartaría un poco de él pero cuando regresó la oportunidad sólo arqueó la ceja con el ligero detalle de verle fijamente mientras hacía el pedido, como si fuera un niño que le acaba de pedir a su madre un helado en plena cuarentena.-

Esperar 15 minutos debe ser lo peor para un espíritu inquieto. -Menciona a duras penas, como si hablar le supusiera toda la pereza de esperar.

Esta vez también se debe levantar, cuando lo hace parece querer encaminarse hacia donde se le indica, como si estuviera movido nada más por ese deseo de beber, tanto como para desaparecerse hacia la búsqueda.
Nexialist · 26-30, M
Era policía, nunca basta con una rosca de chocolate rellena con crema. -Como si la descripción de lo que comen los oficiales en Canadá fuera lo más importante, más que los narcotraficantes o el crimen en general con el que tuvo que lidiar tanto allá como en Ebetsu, que desprestigiante se le hace pensarlo.

El interés cae, cuando los rubíes y los zafiros se cruzan en el borde de una similitud, tal vez una de las que siente varias. Después de todo están los dos en sus “mejores pintas hogareñas”, como debe ser para él que es tan vulgar en su mera presencia. Se le hace curiosa la mera idea de que reaccionen parecido, aunque desde luego trae cierta incertidumbre de qué estratagema esté teniendo su anfitriona para tratar con él.

Digiere las palabras de la mujer más que el propio sabor de ese contenido tan nefasto que tiene el vaso, ni tan horrible como para John, que apenas dio asentir al aire cuando oyó lo de “espíritus inquietos”.
J1576777 · 26-30, F
(...)

Debajo del lavavajillas escondí una botella –era una clara invitación a que la tomara, sobre todo después de mostrarse alejarse con los vasos–. Cuando lleguen las donas sonará el timbre.

Dicho esto, retomó su andar por el pasillo. Aunque no dio más de tres pasos antes de voltear a verle por encima de su hombro.

Sabes donde está el baño, ¿verdad?
J1576777 · 26-30, F
(...)

Claramente estaban abordando muchos temas que requerían más profundidad. Y acorde a la petición de su ajeno, ambos tenían la misma disposición de seguir compartiendo. No lo dudó un momento. Luego de secar sus manos con la última servilleta –lo mejor que pudo–, volvió a encender la tablet. No le tomó más de dos minutos hacer la orden por medio de una aplicación.

El local queda a un par de cuadras de aquí, llegarán en menos de quince minutos –rodeó la isla que separaba la cocina del living-comedor y se encaminó hacia un mueblecillo en la cocina donde guardaba los vasos de cristal bajo llave (con gatos en casa, imposible era que estos sobrevivieran sin cuidados especiales), extrajo dos de estos y los contuvo contra su pecho mientras tomaba un cubito metálico que llevaba secando de cabeza un par de días.

Tras rellenar con hielos el cubo, atravesó la cocina y salió al pasillo.

(...)
J1576777 · 26-30, F
(...) –¡Esto es horrible! –Coincidió con él. Lamentablemente no toda el agua regresó al vaso. Sus costumbres alcohólicas le jugaron una mala pasada. Derramó un chorro sobre su pecho, y este resbaló hasta sus muslos. John, por igual, fue otra víctima de eso, pero lo suyo no fue tan aparatoso.

La pelirrosa se puso de pie de golpe, tomando cualquier cosa absorbente que encontrase a su paso; el paño de la cocina y un par de servilletas.

Desviarse no es de débiles, ¿o sí? Más bien creo que es para espíritus inquietos –su voz volvió a su tono habitual mientras repasaba su esternón con el paño. Esto no fue para nada buena idea, pues su piel no sólo quedó más viscosa por la cerveza, sino por quién sabe cuántas cosas que antes había absorbido ese paño. De sólo inclinar el rostro hacia su pecho, arrugó tanto la nariz como el ceño, emulando la expresión de quien tiene mierda embarrada debajo de la nariz.

(...)
J1576777 · 26-30, F
¿Narcos? Pensar que había vivido tantas cosas, pero nunca es suficiente –respondió con un asombro que no pudo ocultar; sus cejas se curvaron y su imaginación voló por instantes. Esperaba algún día llegar a tocar el tema.

Cada respuesta del azabache era larga, pero daba pie a muchas dudas más. Pues su naturaleza era tan curiosa como la de un felino. ¿Sería que a ella también le quedaban nueve vidas?

Háblame de eso–rodó sus zafiros, acompañando el gesto con un suspiro profundo que denotaba hastío. Su diestra, mientras tanto, buscaba a tientas el vaso del que antes juró no beber, pero sí aceptó por cortesía–. Bienvenido al club de los divorciados –la mera costumbre le hizo elevar su vaso, no importaba si los recipientes chocaban entre sí mientras se miraban a los ojos para sellar un pacto, o por mera complicidad. También fue por costumbre que se llevó el vaso a los labios y le pegó un sorbo que enseguida devolvió al recipiente.

(.
Nexialist · 26-30, M
-Carraspeó luego, como si aquello fuera realmente aguardiente de lo peor destilada pero lo más pura.- Pide esas donas, yo bajo a buscarlas. ¿Te parece bien? -Realmente no quiere las donas sino un Macalla N°4 como el que había ojeado en la reserva de ese departamento, adora rodearse de ese número cuando está en tierras de oriente.-

Después de todo quieres trabajar menos, empieza tomándote unas horas y de paso ves a tu hermana. -¿Es empático con esas palabras? No, le trata de tocar el talón de aquiles, tal vez así consiga el whisky y un poco más de esa charla tan interesante.-
Nexialist · 26-30, M
Tal vez a veces más escondida entre su propio enojo tras el ceño fruncido o los ojos que parecen latir en ese color bermellón, tal como late su corazón.- Pero preocuparte por tu familia significa que vuelves al “canal del cambio” en el que te pusieron. O algo así. -Parece algo ignorante del tema, realmente se lo explicaron anoche cuando él mismo estaba vulnerable.

Ahora esa vulnerabilidad está perdida entre la masa muscular y la mala gana, casi como un tipo hueco y agresivo al que no le importa gran cosa impresionar a una de sus anfitrionas.

Tomó el vaso de agua ya sin tener que mirarla, terminó echándose un trago lento, la expresión se denotaba sorprendida por ello y al bajarlo con apuro suscitó arrastrando la voz. Ya no tenía las migas en el labio superior, sólo en el mentón.- Carajo, es horrible.
Nexialist · 26-30, M
Apenas veintipocos años, tal vez no se notan por la forma en la que habla o se expresa, por las pintas desordenadas que trae ahora que no anda en el laburo o incluso la actitud, el lenguaje físico de un bichejo bruto, aunque a veces pasa de infantil cuando no requiere una careta.

Y no sólo eso, no solo las cosas de ahora sino que otros fantasmas, otros que cree como parte de un delirio temporal lo están viendo ahora mismo al otro lado de la habitación. Un anciano, otra vez ese anciano que sólo él ve y que se pasea con tanta gracia por los rincones de todos los lugares que pisa. Su mirada no puede evitar desviarse por un momento para cruzarse con aquél.- Desviarse es muy fácil, ¿no? Hay endorfinas saliendo de las cosas malas, tientan. -Regresa los ojos a ella con cierta amargura, una que ha tenido en todo momento de la conversación sin falta.

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