Sentirse atrapada entre sus brazos era la mejor sensación del mundo y prueba de ello fue que después de robarle un pequeño beso entre sus labios, se acurrucó con ella, apoyando ambas manos sobre su pecho.

— Pues... Hasta que ese día llegue, tendrás que ayudarme a mantenerme joven ¿Te parece?

Bromeó nuevamente, aunque si tenía cierta espinita dentro suyo respecto a su aspecto y el como los años podrían cambiarlo, esperaba que tuviera la bendición genética como para evitarlo, pero aún si no fuera así, confiaba que ya la hubiese enamorado lo suficiente como para evitarlo.

Bufó una vez más, mientras que ahora son sus brazos los que rodean a la perfección la figura de su menor, una prisión hecha para esa única mujer. Fue pronto que puede reír, pronto uno de los ojos podría cerrarse para recibir con mayor gusto esos besos suyos.

━ En ese caso, buscaré el modo de darte la vida eterna. Es una excelente solución.

Al menos, era una buena alternativa a su idea de quedársela por la eternidad y, no dársela ni a la misma muerte. Sus manos brindan caricias sobre la cadera, arriba y abajo, una comodidad única que gana gracias a Elisse.

Le tomo por sorpresa sus palabras al igual que sus acciones, más solo pudo apoyarse en el cuerpo ajeno para evitar desestabilizar su postura. Inevitablemente sonrió un poco, realmente fue encantador la forma en que lo dijo.

— Me encanta tanto que lo digas así .. aunque, tomas en cuenta que yo envejezco ¿No?

Claro que hablar de la edad no era su tema favorito, pero no quería dejar ello al aire. Así mismo a sus acciones, dejaría una serie de suaves besos contra su rostro, a modo de seguir disfrutando de su dulce piel.

La sonrisa se mantuvo en el rostro después del beso, suficiente para alegrarla en cualquier instante. Mas escucharle es motivo suficiente para tomarle de la muñeca jalar su cuerpo hacia ella.

━ Si mueres, te buscaré en todo el maldito infierno o haré mierda el cielo por arrebatarme lo que es mío.

Fácil la manera en como admite cada palabra, y corrobora sus palabras al tomar por igual de la cadera.

Soltó una pequeña risa antes de acercarse y dejar un pequeño beso en la punta de su nariz antes de continuar la limpieza de sus mejillas.

— ¿Y si fuera la mia? Sería muy poético morir en tus brazos ¿No?

Finalizo la limpieza de su rostro, dejando caer el pañuelo al suelo antes de sacar otro y ahora comenzar a limpiar su mano.

Observó por encima del hombro a su mujer, mas en lugar de un enojo, bufó con clara intención de burla.

━ Tampoco busco verme sexy con sangre ajena.

Cerró los ojos entonces, así sería más sencillo el trabajo de limpieza.

Le miro antes de soltar un pequeño suspiro y sacar de entre sus bolsillos un pequeño pañuelo de color lila que comenzaría a pasar sobre aquellas manchas de sangre para buscar limpiarlas lentamente.

— ¿Sabes que la sangre no es un atributo muy sexy?

Bromeó un poco, a fin de hacer algo más que solo limpiarle.